“Le decía que no, y él que sí, y yo que no, y dale. ¡Estaba emperrado!”
(Fragmento de un cuento de Francisco Espínola)
Este que abordamos hoy parece ser un tema de no terminarse nunca. Cada tanto, y a veces bastante seguido, hay quienes se encargan de reflotarlo y volver a colocarlo en el centro de la discusión pública. Para nosotros sin embargo, es un tema que por el momento ya ha sido resuelto, como explicaremos en próximas líneas; por lo menos, entendemos que debería pasar alguna que otra generación de uruguayos para que vuelva a tratarse el asunto. De lo contrario, sería como llover sobre mojado, como dice el dicho popular. ¿De qué estamos hablando? Del intento de algunos políticos por aprobar el voto consular, o epistolar, o dicho más sencillamente: que puedan votar en las elecciones de nuestro país aquellos uruguayos que residen en el exterior. Son esos compatriotas que han emigrado por muy diferentes motivos, en diferentes momentos y circunstancias, y a los que algunos denominan como el «Departamento 20», como un departamento más cuyos habitantes están dispersos a lo largo y ancho del mundo.
El tema es complejo, de más está decirlo. Y hay momentos en que, no tenemos empacho en confesarlo, escuchando los argumentos que se esgrimen a favor y en contra de este derecho o no al sufragio, tenemos la impresión que de los dos lados tienen la razón. También es comprensible que una opinión siempre es muy subjetiva, por lo que dependerá, en este caso, por ejemplo si la opinión viene de alguien que vive aquí o en el exterior. O si está “afuera” por determinado tiempo y piensa retornar, o contrariamente sus planes son estar muchos años o toda la vida en otro país, o si hace dos años que se fue o cuarenta…Son todas variables que influyen al momento de adoptar una postura al respecto.
Entonces, el camino quizás más correcto fuese hacer una consulta popular, que fuésemos nosotros mismos, directamente (sin la intermediación siquiera de nuestros representantes donde se hacen las leyes) los que decidiéramos. Pero hete aquí, que eso ya se hizo. Fue en el año 2009 y la mayoría de los uruguayos prefirió no habilitar el voto consular.
Sin embargo se siguió insistiendo, especialmente por gran parte del Frente Amplio (aunque también apoyaron -y apoyan- la iniciativa algunos políticos de otros partidos), en la búsqueda de otros caminos para imponer algo a lo que la ciudadanía se opuso votando libre y secretamente en un plebiscito.
Es más, no está de más recordar que en aquella instancia (del 25 de octubre de 2009) se plebiscitó junto con las elecciones presidenciales, una reforma constitucional tendiente a modificar esta situación, aunque finalmente no alcanzó los votos necesarios para ser aprobada:. Los resultados fueron: 63,07 % de los uruguayos prefirió decirle NO al voto desde el exterior, frente a un 36,93 % que aprobaba tal implementación. Otro dato que no es menor, ya que hablábamos del “Departamento 20”, es que en ninguno de los 19 departamentos que están aquí, hubo mayoría por la aprobación; en todos triunfó la opción por el NO. Ninguno de los 19 quiso que su “hermano número 20” votara. Guste o no guste, fue así por mayoría, los números lo muestran.
Ahora bien, días pasados el tema volvió a aparecer en altos niveles de la política nacional, y hoy queremos compartir con los lectores de EL PUEBLO una nota de opinión que fue publicada (sin firma) este pasado viernes en el semanario Correo de los viernes. Nadie desconoce, por supuesto, que es ese un medio de prensa perteneciente a un sector del Partido Colorado, que es comandado por el Dr. Julio María Sanguinetti y que cada semana intenta atacar o rebatir hechos o discursos que parten desde el Frente Amplio, así como defender a capa y espada la gestión de la coalición que gobierna el país actualmente. Pero hoy transcribimos esta nota, no porque estemos de acuerdo en su totalidad, sino porque sí coincidimos en su esencia: que la ciudadanía ya eligió una postura respecto al voto consular y eso debe respetarse. En otras cosas, que revelan un claro fanatismo político-partidario no estamos de acuerdo. Pero, también nos motiva a publicarla justamente eso, el hecho de que es polémica, ayuda a razonar y sacar conclusiones, en la coincidencia o en la discrepancia.
La nota de referencia (insistimos: extraída de la última edición del Correo de los viernes, 17 de marzo de 2023) es la siguiente:
“Por cuarta vez en menos de una década, el Frente Amplio busca imponer un tema que la ciudadanía ya rechazó y que la Justicia debió impugnar. Hay que reconocerles, al menos, su capacidad para romper los límites de la necedad.
En las últimas semanas, senadores del Frente Amplio presentaron dos nuevos proyectos de ley relacionados con el «voto en el exterior» Por un lado, el senador Bergara volvió a elevar una propuesta para que se logre aprobar el «voto consular», mientras que Mahía busca que se modifique el artículo quinto de la Ley 13.882, que refiere a «ciudadanos con inscripción vigente en el Registro Cívico Nacional»; pretende que se flexibilice la posibilidad de que uruguayos que estén en el extranjero puedan levantar la exclusión de votar.
En el fondo, la misma argumentación de siempre: el derecho al voto es «sagrado» se «esté donde se esté»; «debe ser prioridad de todo Estado democrático velar y garantizar» el «derecho al ejercicio del sufragio»; «la diáspora uruguaya contribuye al desarrollo del Uruguay»; «somos el único país de América que no deja votar a sus ciudadanos que residen en el exterior»; etc., etc…
El Frente Amplio apela a las emociones, pretendiendo hacer ver al resto como unos insensibles. Es obvio, como sostienen los frentistas, que muchas de las personas que se fueron del país lo hicieron «obligados». En épocas oscuras, en crisis económicas… No hay duda de ello. Hoy Uruguay es un país libre y próspero. Al menos más libre y próspero que muchos en los que se encuentran varios compatriotas. Si alguien no regresa es porque no quiere o porque no puede (habría que revisar las políticas de repatriación y no el voto). Entonces, ¿por qué debería decidir -con su voto- las políticas y los políticos a los que se debe someter el resto? ¿Por sangre? ¿Por genética?
La Constitución es simple y clara. Desde 1917 dice en su artículo 1°: «La República Oriental del Uruguay es la asociación política de todos los habitantes comprendidos dentro de su territorio». En resumen, quien no se encuentre en el territorio de la República, no forma parte de ella. No obstante, se acota en el artículo 74°, que, «por el hecho de avecinarse en el país e inscribirse en el Registro Cívico», vuelve a pertenecer a la asociación política, a la República.
De todas maneras, sabemos que nuestros argumentos, centrados en la esencia republicana, jamás convencerán a los populistas. El Frente Amplio ya demostró que poco le importa. Lo intentó en las urnas y perdió. Lo intentó vía «Ley interpretativa» y la Justicia declaró inconstitucional la iniciativa. Ahora vuelven a insistir y lo seguirán haciendo. Aquí seguiremos, firmes en defensa de la República”.