En la edición del sábado, en una brevísima nota bajo el título “¿Cuáles serán los caminos?”, reflexionábamos sobre qué medidas serían las más adecuadas para definitivamente empezar a bajar los números de delitos, de todo tipo, que parecen ser una de las peores “pestes” que hoy en día sufre el país.
Lo planteábamos a partir de la noticia que Salto cuenta con 26 nuevos policías (hombres y mujeres), egresados de la Escuela Departamental de Policía. Y luego decir que nos alegrábamos porque 26 personas ahora tendrán un trabajo digno y además (26 familias tal vez) un ingreso económico seguro mes a mes, pero también porque la Policía está para cuidarnos y combatir el delito, y entonces que cuanto más reforzada esté, mejor, razonábamos si, en general, tener más recursos (humanos o materiales) para la Policía en verdad ayudaría a bajar los índices de delincuencia. La duda la dejábamos allí, planteada, con la promesa de volver hoy sobre el tema.

Pero por otra parte, el asunto se puso más aún de relieve a partir del anuncio realizado recientemente por Luis A. Heber, Ministro del Interior, que habló de un “plan”, que incluiría la contratación de personas que alguna vez estuvieron fuertemente vinculadas a la delincuencia (narcotráfico sobre todo), pero lograron salir de esas circunstancias de vida tan deplorables y ahora, supuestamente ya rehabilitadas, podrían ser un buen instrumento para la Policía, actuando como mediadores con delincuentes. Podrían llegar a adentrarse en lugares y situaciones donde la Policía no puede ni le corresponde entrar a “negociar”, explicó el Ministro, palabras más o palabras menos.
La noticia corrió como reguero de pólvora y levantó las más diversas opiniones. Entre las voces que se escucharon en contra de ese plan, estuvo la de Saavedra, un ex director del INALI (Instituto Nacional del Liberado), quien sostuvo que no le parecía conveniente volver a vincular con ese ambiente tan desagradable y peligroso a personas que ya lograron liberarse de él, luego de haber sufrido “un infierno”, ellos y sus familias. Nuestra opinión, en cambio, es que no podemos decir si la idea es buena o mala, porque no se la ha dado a conocer en profundidad. Quizás arroje buenos resultados, quizás no, pero ¿cómo saberlo?, si las palabras del Ministro fueron prácticamente un titular, sin desarrollo alguno…
Es entonces que coincidimos con el Dr. Germán Aller (Director del Instituto de Derecho Penal de la UDELAR), cuando días pasados en Radio Sarandí, entrevistado por Daniel Castro, dijo que “estamos hablando en base a titulares, pero no se sabe cómo será (…) Cuando se hace este tipo de planes lo mejor sería hacerlos, no de forma secreta, no sería esa la palabra, pero yo diría con cierta reserva o intimidad de lo que se hace, hablar solo con quienes se debe hablar, acordar con quienes se debe acordar, por ejemplo distintos sectores políticos (…) Menos puesta en escena y mucha más concreción (…) Puede ser muy bueno pero no se sabe (…) Se hace más anuncio antes de hacer las cosas que luego de tener los resultados (…) Que tiene que haber un plan, por supuesto, pero los anuncios deberían realizarse respecto a los resultados, no antes (…) Yo no sé si Heber está mal asesorado o escucha mal a los buenos asesores, no sé…”.
Lo que queda claro, es que estamos ante un problema de Estado, no de tal o cual gobierno que esté de turno. Dijimos en la ya referida nota del sábado y lo reiteramos hoy: Durante la administración del ya fallecido Eduardo Bonomi al frente del Ministerio del Interior, fue cuando más policías ingresaron, cuando más equipamiento se les brindó (armas, chalecos antibalas, móviles, etc.), cuando más mejoras en sus salarios hubo… ¿Y cuáles fueron sin embargo los resultados? Un aumento alarmante en el número de homicidios y casi todos los delitos.
Lo mismo parece pensar Aller: “Lo de Bonomi es excepcional, nunca se mantuvo al frente del Ministerio del Interior un mismo Ministro tantos años (…) El Frente Amplio se equivocó abiertamente, (Bonomi) no daba la talla para el cargo (…) No era la persona idónea para ello y los hechos hablaron solos”. Lo aclaró Aller y lo hacemos nosotros también: no estamos hablando de la persona Eduardo Bonomi, de sus valores como ser humano ni nada de eso, hablamos de una gestión a la que llamamos con el nombre (o apellido) de quien estaba al frente, pero que involucra a un número incalculable de personas e instituciones.
Y cuando decimos que el problema de fondo trasciende gobiernos, también el destacado catedrático parece coincidir: “Yo tampoco tengo claro cuál fue el plan de Jorge Larrañaga (..) Estuvo basado en un par de slogans y en determinados apoyos a la Policía, quizás algunos exagerados, otros correctos (…) Las diferencias entre la administración anterior y la actual, puede haber algunas palmarias, pero son mucho menos de lo que la gente piensa…”. En realidad, está convencido Aller que: “Uruguay ha apostado decididamente desde la Ley de Seguridad Ciudadana del año 1995, cada vez al mayor punitivismo penal, lo hizo con Bonomi, Díaz matizó eso en aquella primera administración, pero no tengo empacho en decir que la política de Bonomi fue de mano dura, la de Larrañaga también y la de Heber también…”.
Entonces podríamos preguntarnos: si la mano dura no es solución y eso viene quedando cada vez más demostrado desde 1995, ¿qué hay que hacer? Obviamente que seguir amontonando presos no (y con todo lo que eso conlleva, como la necesidad de seguir construyendo cárceles). “Sin embargo es lo que los uruguayos quieren, endurecer las penas, por eso respaldaron la LUC”, nos decía hace unos días un respetado penalista salteño, el Dr. Claudio Opazo. Buen punto…Da para pensarlo…
Si le preguntáramos a la gente en la calle qué solución cree que habría para reducir la delincuencia, seguramente la mayoría coincidiría en que hay que apostar al desarrollo social. Sin embargo, vea usted, estimado lector, que en este país hay más de 30.000 funcionarios en el Ministerio del Interior, y algo más de 1.000 en el de Desarrollo Social (MIDES). Da la impresión que estamos en pañales, ¿verdad?
Claro, acá está la política de por medio, y la política partidaria, y el pensar en próximas elecciones. Pareciera que a veces se anuncian cosas que pretenden ser “efectistas”, o llevadas adelante “para la tribuna”, cuando lo que debería primar es lo técnico al momento de armar un plan, que demás está decirlo, debería tenerse pronto antes de asumir un gobierno, para no ir a los tumbos, o improvisando permanentemente. También lo decía el Dr. Aller: “Hay que tener un plan (…) Desde el punto de vista técnico, que no es frío, es quizás lo más humano, porque está pensado para ayudar a las personas y no buscando votos lisa y llanamente (…) Tiene que haber una política clara e inequívoca y que, o la sabemos porque se divulga claramente, o de repente no está tan clara pero no salimos con anuncios publicitarios de marketing que son muy buenos en lo mediático y pueden servir políticamente, pero nada más”.
En fin, creemos que el Dr. Aller, el Dr. Opazo, usted que está leyendo esta nota y quien escribe, todos en definitiva, o la mayoría al menos coincidimos en que se debe trabajar más en prevención. Pero, ¿y mientras tanto?
“El Estado tiene que tener una mucho mayor intervención horizontal, intervención en el sentido de ayuda, de colaboración; que no es lo punitivo, ni siquiera lo policial, que tampoco hay que descuidar ninguna de las dos, pero tiene que haber una intervención preventiva. Nos queda claro recorriendo no solo Montevideo, porque hoy el interior tiene también una gran marginalidad notoria, y en todas las ciudades hay un cinturón de marginalidad francamente cruel, que si uno revisa, en esos espacios el Estado tiene una escasa o nula intervención, en algunos casos hasta a las mismas ambulancias les cuesta entrar en algunas zonas (…) La Policía debe entrar cuando hay algún tipo de emergencia policial pero para lo demás, lo importante no es la presencia policial, es la presencia de escuelas que puedan funcionar operativamente, de centros de asistencia odontológica, policlínicas, centros de salud… Muchos más de los que hay (…) Tenemos que volver a copiar al Estado uruguayo de principios de siglo pasado, de hace más de 100 años, obviamente modernizado, porque tenemos Internet y otras cosas excepcionales, pero tenemos que volver a pensar en la intervención del Estado en todas partes, aquel Uruguay que llevó la Educación a todas partes…”.
Me quedo pensando en ese párrafo final (también extraído de la entrevista a Aller)…¿Será un ideal inalcanzable?