Ocho suicidios en agosto y cuatro en julio en Treinta y Tres. Normalmente el departamento tiene entre 12 y 14 suicidios al año. El incremento preocupa en especial a las autoridades sanitarias.
El suicidio es uno de los problemas endémicos del Uruguay y la salud mental, como cualquier otro aspecto de la atención de la salud especializada es dificultosa en el interior del país entre otros aspectos por un tema demográfico.
Lo hemos explicado en muchas oportunidades, pero la atención de la salud también está atada a las posibilidades económicas del paciente y su entorno.
Volviendo al caso de Treinta y Tres, explicaba recientemente el Director Departamental de Salud de aquel departamento, que la situación no tiene un denominador común que se haya identificado, sino varios aspectos que inciden en la situación, consumo de drogas ilegales, problemas económicos, problemas existenciales y algunas otras enfermedades.
Uno de estos aspectos es la falta de psiquiatras, dado que se cuenta con uno sólo, cuando los requerimientos demandan más. Este es precisamente uno de los aspectos determinantes. Mientras en Montevideo un psiquiatra atiende una veintena de pacientes en el lapso que le ha asignado su mutual o su servicio público, en el interior, puede atender a una sola persona en todo ese período que permanece disponible.
Independientemente de esto, también señalemos que los recursos tecnológicos disponibles en el interior, son distintos, mucho menos en el interior que en la capital.
Lo que nos preocupa sobremanera es el camino que estamos recorriendo desde hace muchos años en este sentido. Se ha intentado compensar e igualar los sueldos, la retribución a los especialistas que sea igual en el interior que en la capital.
Esto no ha funcionado ni funcionará jamás – salvo en los casos de médicos vocacionales – porque no sólo se trata de lo económico, sino se todos los demás aspectos disponibles en la capital de la república, que no existen en el interior.
No tenemos ni idea si esto evitaría algún suicidio, pero si estamos seguros que contribuiría a la atención de los pacientes. Pero no sólo se trata de los especialistas en psiquiatría sino de todas las especializaciones. El tema ha sido acentuado por las exigencias puestas en práctica durante la pandemia, que hoy se revierte poco a poco, y que determinó que los servicios médicos se brindaran en forma telefónica, posponiendo las intervenciones quirúrgicas.
¿No será tiempo de pensar en otras soluciones?
A.R.D