Cuando tomamos conocimiento de que los intendentes de Artigas, Salto y Río Negro procuran lograr una contemplación especial en el precio de la mercadería que permita a los comerciantes de la zona competir en similares condiciones con los precios que rigen en las ciudades limítrofes, nos preguntamos ¿es posible?, ¿o sólo se tratará de impedir que viaje el trabajador o la clase media?
¿Aprendimos algo en este año y medio largo en que permanecieron cerradas o casi cerradas en los hechos las fronteras? Los consumidores uruguayos librados a los vaivenes antojadizos del mercado hemos visto como la mayoría de los precios se han disparado, mientras los sueldos, las jubilaciones y otras retribuciones que recibe el trabajador se reducían en su poder de compra sin que a nadie pareciera importarle.
Pueden adoptarse una serie de medidas destinadas a impedir que los uruguayos se trasladen al exterior, pero para nosotros no es un buen camino, porque siempre sonará a represalia y no nos olvidemos que como país chico que somos no podemos menos que esperar el turismo regional, sin trabas para desempeñarnos aceptablemente.
En una palabra, vendrán tiempos en que inexorablemente los uruguayos saldrán afuera, no solo a vacacionar, sino a echar nafta, a comer y traerse mercadería para consumir. Es la ley del mercado y si nada hemos aprendido es cuestión de nosotros, no de ellos.
No podemos pretender que los países a cuyos ciudadanos queremos captar para que visiten nuestra región, obren de distinta manera, a la que obramos nosotros, cuando ponemos impedimentos reales o inventados (unos argumentando problemas sanitarios) para dificultarles el viaje a nuestra zona.
Una buena política sería para nosotros pensar en ventajas y desventajas de las medidas que adoptemos, porque seguramente que las tienen, porque en el mejor de los casos las medidas de los países vecinos serán reflejo de lo que hagamos nosotros.
Mal que nos pese estamos afincados en una región que limita con Argentina y está cerca de Brasil (país con el cual limita en una pequeñísima porción en Masoller) y nos tenemos que adaptar a esta realidad.
Personalmente no somos partidarios de ir a buscar mercadería al extranjero, pero si de ir a conocer, a vacacionar, tanto como pretendemos que también ellos lo hagan. Desde luego que pretendemos que las mismas facilidades que acordamos conceder nosotros los visitantes, esperamos que se concedan a los uruguayos que viajan al extranjero y los uruguayos que prefieren quedarse dentro de fronteras.
A.R.D.