En estas columnas dijimos días atrás, que el «levantamiento» de Villa Constitución en estos momentos, rechazando el proyecto que se le trata de imponer desde el Ministerio del Interior, respondía a un concepto totalmente legítimo. Los pobladores tienen todo el derecho de pronunciarse y luchar por lo que entienden que sería lo mejor para quienes allí habitan.
Estamos convencidos de que ningún proyecto que sea rechazado por los pobladores del lugar en forma masiva, llegará a buen puerto, aún cuando hay que saber que El Espinillar queda a 20 kilómetros de Constitución.
Dijimos también que «mejor tarde que nunca», haciendo alusión a que no vimos, cuando se decidió terminar con El Espinillar la reacción masiva que estamos viendo hoy.
Quizás no nos explicamos debidamente o no se entendió como pretendíamos que se entendiera.
Bien sabemos que en aquella oportunidad hubo manifestaciones y movilizaciones de algunos, pero nunca de la dimensión, de todo un pueblo encolumnado tras el mismo objetivo, como creemos que se va a dar en esta ocasión.
Vemos que hoy lo dice el propio Alcalde. La decisión de eliminar El Espinillar fue del ex presidente Luis A. Lacalle, contando con el aval -según García da Rosa – también del ex presidente Julio María Sanguinetti.
En aquel momento, los impulsores de esta iniciativa tuvieron la habilidad de impedir una manifestación masiva del pueblo, exigiendo a sus partidarios que siguieran la posición de su Partido. Estos lo hicieron, quizás creyendo en las promesas sobre los proyectos que sustituirían a la planta industrial. Únicamente trabajadores y las fuerzas de izquierda enarbolaron la bandera de oposición a esta eliminación.
Para que se nos entienda. En aquel momento no se paró de manos la villa, toda la villa para tratar de impedir la eliminación de El Espinillar ni el posterior desmantelamiento.
Que hubo quienes lo hicieron, por supuesto que los hubo y fueron muy meritorios, pero su esfuerzo no alcanzó a comprometer a todo un pueblo, como era necesario, debido a que hubo también mucha gente que prefirió mirar para el costado y dejar hacer.
Al menos no hubiera sido tan fácil desmantelar la planta industrial si todo un pueblo hubiera entendido que se les estaba privando de la única fuente de trabajo importante que tenía sin comprometerse a nada concreto para sustituirla.
No sabemos qué hubiera pasado si el pueblo todo hubiera reaccionado de esa forma, pero estamos seguros que al menos no hubiera sido tan fácil proceder a cerrar y desmantelar el ingenio azucarero, que hoy se pretende convertir en una cárcel.
Alberto Rodríguez Díaz