Ayer opinábamos sobre la financiación de los partidos políticos. Hacíamos notar sobre el riesgo que supone esto, porque es una forma más de relegar los intereses del pueblo.
Pero no seríamos honestos sino dijéramos todo lo que pensamos al respecto. La educación (otra vez) nos hace “respetar y rendir honores” a los señores, los más ricos o los más poderosos. Cuando sabemos que uno de los “señores” está con nosotros nos alegramos, creemos (porque así nos han inculcado) que lo hace convencido de la ideas que profesa el sector y que en alguna medida puede llegar a beneficiarnos.
¡Cuidado!, ya sabemos dónde está el dinero o quien tiene más (cómo lo hizo no importa”). Más diremos la enorme mayoría del pueblo no se fija en estos “detalles”,
Así es que cuando aparecen todos sus vehículos en una caravana o “trae gente (votos), entendemos que es algo favorable.
Es uno de los mayores “traumas” que tiene el sistema. Para decirlo con todas las palabras: somos un pueblo corrupto y los “normal” es que cuando se vota estemos pensando en sacar alguna ventaja de ello.
Cuando votamos no lo hacemos en base a ideas, sino porque esperamos que si lo votamos a tal o cual candidatos, podemos hablar con él y sacar un “puestito” público u otra ventaja. Ha pasado y está pasando con las comisiones binacionales, que escapan a las leyes y los controles dispuestos por los países.
Se supone que hay normas que han sido dispuestas no para limitar sus potestades, sino para impedir que caigan en manos de inescrupulosos. Si estamos buscando siempre la forma de “burlar” estas disposiciones, es lo que merecemos.
Si así se piensa nadie puede quejarse de la situación, porque el clientelismo Conocemos más de un caso que la queja es porque “no le tocó”, y no porque se haya obrado mal. Si de justicia social habláramos, nadie lo entendería, la mayoría ni siquiera sabría de qué estaríamos hablando, aunque en realidad sería de su propia situación.
La hora exige que dejemos de lado el interés personal y nos basemos primero en el interés grupal, cuando seamos un pueblo honesto, seguro que quienes nos sucedan se sentirán orgullosos de nosotros.
Mientras no nos acerquemos a esto, seguiremos siendo un pueblo prostituido, que busca su beneficio personal y los ambiciosos ocuparán los puestos mejores remunerados y más ambicionados.
Cualquier semejanza con la situación actual es específica y buscada de ex profeso, para que hagamos lo que corresponde mientras haya tiempo porque “las balas pican cada vez más cerca…”
A.R.D.
