La instalación del VAR en el fútbol y las derivaciones al canto. La actual disputa de la Copa América, revelando una situación de hecho: más allá de la aplicación de sistemas donde la tecnología ejerce su mandato, la incidencia humana no deje de jugar su propio partido.
Al VAR lo manejan como títeres, quienes son parte del poder que no deja de decidir, en función de circunstancias, conveniencias, etc.
A la distancia por estos lares «naranjeros», fue posible comprobar las trampas tendidas, en beneficio de unos y el perjuicio de otros. Las imágenes han sido irrefutables.
Los tiempos del negocio en el fútbol le fueron ganando a los tiempos deportivos.
Inapelablemente cierto.
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A su vez, la lectura de opiniones-reflexiones-juzgmientos, etc, de quienes son espectadores, hinchas, o lo que fuese, parten de una pésima certeza, en la cual el fútbol se convierte en eje de la acusación, de la mentira, de la transgresión. Y el fútbol como tal, el juego como tal, es el inocente de la ocasión. ¡El fútbol no puede defenderse de la ofensiva de los criminales que lo están tirando a matar, porque pretenden condenar su esencia!
Hace algunos días en la emisión de un partido, JORGE GONCÁLVEZ, el exfutbolista de Peñarol y desde hace algunos años Director Técnico, metió una frase e la medida del tiempo que van discurriendo: «menos mal que yo pude ser parte del fútbol. Yo juegue al fútbol. Porque yo no se si esto es fútbol».
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¿LOS CALLEJONES SIN SALIDA?
La realidad del fútbol salteño, se plaga de razones, para que la venta de entradas sea limitada. Casi miserable en algunos escenarios. El miércoles de la semana pasada, jugaron Ferro Carril y Universitario. Vendieron 145 entradas. Cuando se enfrentaron Libertad y Ferro Carril en cancha de Saladero, recaudaron 9.000 pesos.
Los registros en el último Campeonato del Interior para Salto, fueron sistemáticos goles en contra. Limitación de aficionados. Merma en la clientela. Arcas financieras que colapsan en medio de un fútbol que no se sabe bien si es amateur a secas o semiprofesional en algún caso.
En tanto, un aspecto a manera de emperador: el miedo a no perder, las figuras tácticas con vuelo recortado en materia ofensiva y las pasiones al cabo, en agudo estado de crisis.
Y como somos parte de la globalización, admitimos la retorcida misión del VAR que trata de ser un canto a la justicia y se convierte en un criminal más del fútbol sometido.
Por lo tanto, entre la introducción del VAR, los mecanismos tácticos que van triturando la creatividad y el talento, más el ausentismo cada vez más pronunciado del hombre común en las canchas, ¿a qué se pretende llegar? ¿Cuál es el objetivo?
Es un todo contra el fútbol. Más allá, allá y aquí también. Todos factores antiesencia.
Los negociantes del fútbol, no darán puntada sin hilo. Y encima, los ultra defensores del no querer a la hora de jugar. No tendrán la tecnología del VAR, pero sí, la desventura del miedo a la caída. La caída de los que nunca admirtirán, el valor supremo de la dignidad.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-