En alguna medida las declaraciones del Director General de la DGI, fueron al menos apresuradas. Decir que los aportes de Salto son “apenas aceptables”, sin aclarar debidamente por qué considera de esta forma dichos aportes, es una temeridad.
Lo que es peor, puede resultar hasta ofensivo para quienes hacen un esfuerzo muy grande por cumplir debidamente con las obligaciones legales en este sentido.
Empresarialmente Salto es una ciudad que tiene sus particularidades. Es sabido, por ejemplo que en varios rubros, como supermercados, electrodomésticos, zapaterías, tiendas e indumentarias en general, importantes empresas instaladas en Salto tienen sus centrales en Montevideo.
No viene al caso hacer la lista, pero cualquier lector podrá seguramente identificar a unas cuantas de estas empresas, que obviamente aportan en la capital de la República, aunque sus ventas y su recaudación se hagan en Salto.
La propia DGI sabe que no existe un desglosamiento de los aportes locales, lo que no quiere decir que no pueda hacerse, pero convendría saber si cuando se hacen estas afirmaciones se tienen en cuenta aspectos como éstos.
Convendría saber también cómo estamos comparativamente con otros departamentos en la situación de Salto, como ciudad fronteriza.
Por último, la DGI por lo menos no debería de hacer este tipo de declaraciones tan tajantes, tomando distancia del tema de la evasión, por ejemplo, porque sencillamente en buena medida le cabe responsabilidad.
Resultaría interesante saber, por ejemplo, cómo explica el Director, el funcionamiento en una especie de “limbo fiscal”, del bagashopping y otras actividades que todos sabemos (aunque pueda haber alguna excepción) que nada aportan.
No ignoramos que por nuestros días, ha habido multas de la DGI en Salto de cientos de miles de dólares a algunas empresas formales, que hoy están embretadas y diríamos casi condenadas al cierre.
No intentamos justificar la evasión de forma alguna, pero si hablamos de contemplar problemas “sociales”, por su aporte en materia de mano de obra, necesariamente habrá que contemplar otras empresas, que al menos aportan también mano de obra en Salto, aunque quizás no estén cumpliendo en un cien por ciento con los impuestos.
Nos gustaría saber cómo explica el Director de la DGI, la existencia de esta realidad, a todas luces desigual entre empresas dedicadas a lo mismo, aunque algunas lo hacen dentro de la formalidad, aunque no cumplan sus obligaciones y otras lisa y llanamente trabajan tranquilas fuera de ella.
Hay que aprender que escupir para arriba, es malo, Sr. Director.
Alberto Rodríguez Díaz.