El salteño Mario Perillo, de 47 años de edad y 28 como empleado bancario, dedica desde siempre una buena parte de su vida a la creación plástica. Reconocido ampliamente no sólo en Salto, ha experimentado el trabajo con óleo, acrílico, tiza, lápiz, aunque sostiene que la carbonilla es con lo que más ha trabajado, con lo que más se identifica y lo identifica la gente. Durante algún tiempo dictó clases de dibujo, dependientes de la Intendencia, en la localidad de San Antonio, pero entiende que la docencia no es lo suyo.
ENTRE LO ARTÍSTICO
Y LO COMERCIAL
¿Trabajó alguna vez como dibujante, más allá de la práctica puramente artística?
Sí, en dibujo hice todo: dibujo humorístico, dibujo publicitario, dibujo de arquitectura… Trabajé tiempo en serigrafía haciendo originales para impresión, también dibujos publicitarios para la televisión cuando había publicidad fija, diseño de afiches… Y en un momento dejé todo eso y me dediqué completamente al dibujo artístico.
¿Cuál ha sido su formación en esas disciplinas?
En lo primero, o sea en lo más comercial fui autodidacta. A pesar de que uno siempre lee, se forma, estudia, pero no había ningún lugar determinado donde aprenderlo. Después, en la parte artística sí, estudié con Daniel Amaral. Hice cuatro o cinco años de taller con Amaral, y después seguimos muy conectados, siempre está viendo lo que hago, se está interesando por lo que hago y lo charlamos, lo discutimos. Hubo un momento en que Daniel mismo me dijo: no vengas más, tenés que largarte solo.
¿Siempre prefiere el fin artístico antes que el comercial?
Sí, por supuesto. Cuando me expreso, de manera visual, yo escribo, proceso todo, digo lo que tengo que decir, ordeno lo que tengo para ordenar, en ese dibujo cumplo todo eso, se conjuga todo lo que necesito para comunicarme.
“FALTA LA CONCIENCIA
DE LA FORMACIÓN…”
Sobre la formación que debe recibir un artista, Perillo sostiene que es algo imprescindible, y reflexiona: Hay que tener una formación para todo; a nadie se le ocurriría, si le gusta la cirugía por ejemplo, pedir un bisturí y un paciente… Tiene que buscar primero la formación. En cambio la gente que tiene condiciones para el arte, por desconocimiento del tema muchas veces lo que pide es una pared para colgar sus cuadros. Y quienes están a veces en el tema organizativo, ven que alguien tiene condiciones y lo primero que le dicen es que le van a organizar una exposición, se olvidan de la formación. En Salto hay mucha gente trabajando en la plástica, hay muchos talleres, hay gente de valía, pero a veces falta la conciencia de la formación, las ganas de formarse…
“ES UNA DE MIS
CARENCIAS PODER
VIVIR COMPLETAMENTE
DE ESTO…”
¿Podría vivir sólo de la producción artística?
A pesar de que es una de mis carencias poder vivir completamente de esto, hay que apuntar siempre a eso porque si no, terminás siendo un pintor de fin de semana o de ratos libres, que no es lo ideal ni para el artista ni para la obra.
En cuanto a la venta de las obras, ¿qué resultado tiene?
Puedo decir que vendo, no mucho pero vendo, quizás no lo he encarado al tema como tendría que encararlo.
¿El medio condiciona?
No, el medio hay que buscarlo, porque hoy estamos tan comunicados que tenemos posibilidad de mostrar el trabajo en muchos ámbitos. Antes, si no estabas en Europa estabas aislado del mundo. Hoy ya no es así, hay medios para de alguna manera estar en otros lados.
“LA LIMITACIÓN
ECONÓMICA A VECES
ES UNA EXCUSA…”
¿Por qué la preferencia por el trabajo con carbonilla?
La carbonilla tiene una particularidad, debe ser de lo más viejo en cuanto a medios para hacer lo que yo hago y permite lograr un montón de cosas con muy poco, no se depende de tantos diluyentes por ejemplo u otros materiales, es el despojamiento total en cuanto a lo material. Para resolver lo que quiero plantear busco el medio que ofrezca la menor resistencia posible, así como el escritor busca dominar el idioma, a mí la carbonilla me resulta el idioma que mejor domino.
Es además una técnica económica…
Claro, tengo unos pedacitos de madera, los quemo y tengo que lograr algo con eso. La limitación económica no existe, a veces es una excusa que nos ponemos. Cualquiera puede cortar sauce llorón y quemarlo para trabajar.
¿Cuál es el proceso de preparación de la carbonilla?
De una rama de sauce llorón corto un palito, como un lápiz, lo pelo y lo quemo cuando hago un asado o prendo la estufa en invierno. Tiene que hacer una combustión pero que no lo consuma, lo pongo en una lata con arena y lo quemo un par de horas. Incluso por ensayo y error he logrado algunas tonalidades diferentes, por distintos grados de cocción quedan algunos rojos, algo que no existe en la carbonilla y yo le he sacado partido.
¿Podría definir técnicamente su estilo?
No, una particularidad del arte hoy en día es que se terminaron los “ismos”, como el expresionismo, etc. Por supuesto que la experiencia visible está muy contaminada, uno viene con una gran carga cultural, pero trato de no encasillarme, no seguir a nadie, seguirme a mí mismo, ser sensible y ver en qué me siento más cómodo.
Hay varios cuadros suyos en los que incorpora palabras…
Sí, yo agrego mucha filosofía a todo. Más que una expresión artística lo mío es una manera de vivir y dentro de eso incorporo la filosofía. Los textos tienen mucho que ver con el contenido pero aparte funcionan dentro de la composición, como algo visual. Es decir que utilizo la palabra escrita de dos maneras: por su parte visual y por el contenido.
¿Está trabajando en algo específico actualmente?
Ahora estoy trabajando en dibujos en los que trato de volver a los orígenes, de rescatar los orígenes de la expresión, no tanto antropológica o históricamente sino intelectualmente, para entender mejor por qué la expresión plástica, qué es lo que hacemos, como una manera de volver al cero y la carbonilla para eso es especial. Es como un vuelo intelectual y plástico para buscar los orígenes…
EXPOSICIONES
Y CONCURSOS
¿Qué importancia le asigna a las exposiciones?
Hice unas cuantas, la última se llamó La memoria desenterrada, en 2007 (Museo de Bellas Artes) pero no tengo como meta hacer exposiciones. A veces hay una serie de trabajos que uno quiere mostrar y expone, pero es un tema que no me preocupa ni me atrae; lo que sí me preocupa es trabajar siempre, estar dibujando siempre.
¿Y la importancia de los concursos?
Yo trato de presentarme. Cuando hay un jurado que considero calificado, es una manera de saber cómo se ve de afuera lo que estoy haciendo. Importa porque te hace ver cómo estás en comparación con vos mismo y con gente que está en lo mismo. Yo tengo la visión desde adentro y de los que están a mi lado, pero el concurso es una manera de someterlo a un juicio de alguien que sabe.
(Son varios los premios recibidos por Mario Perillo en diferentes concursos. Entre los últimos cabe destacar el Segundo Premio a nivel nacional por su obra Anatomía creativa: Breve estudio en Concurso ISUSA, entre más de cuatrocientas obras presentadas).