La síntesis es esa. No hay otra que se aproxime a lo que fue Ferro y no fue, a lo que pudo alcanzar y no alcanzó, a lo que pretendió y no pudo en los 90′ donde de los dos, inapelablemente FUE EL QUE MÁS QUISO.
Es cierto que reveló imperfecciones, que cayó en enredos tácticos, o no saber cómo entrarle a ese muro cargado de solidez que resultó Bella Vista defendiendo.
Por lo menos cuatro chances netas de gol y en tres de ellas, el golero Martín Coirolo para alcanzar distinción remarcable. Los taponazos de Natanel Tabárez, como fórmula más directa, frente a un rival que en el segundo tiempo a manera de hecho consumado, limitó la pretensión ofensiva al mínimo.

A excepción de algún pelotazo cargado de aventura y nada más.
Los primeros 15 minutos de Ferro fueron de lo mejor. En el sentido de asociación y en el recetario general, hasta que Bella Vista le comprimió espacios y la claridad se llenó de penumbra.
El fútbol de la franja, expuesto a la vacilación, más que en la partida, en las vías de la llegada. En los 21′ Natanel amenazó y Coirolo gritó la verdad de una clase que al parecer tiene, mientras de mitad de cancha hacia arriba, el Bella Vista que llegó a Salto, distó de formulaciones ofensivas. La soledad del salteño Sagardía y algún rescate por Yeladián. Pero todo a medio querer.
UNA MANERA DE DESPERTAR
A falta de 20 minutos para la conclusión, las variantes en Ferro, sacudieron la modorra ofensiva y ya Nahuel Machado recuperó maestría y Javier Quintero, porción de liderazgo.
Dos chances en los últimos minutos. La primera de Tabárez y la segunda de Errandonea. Por eso, lo del inicio: de los dos, Ferro obligó más, a despecho del no poder, porque no siempre expuso vitalidad creadora y precisión, para que los boquetes defensivos se descubrieran.
En la hora de los penales, Ferro Carril encontró la justicia. Mandó cuatro a las piolas y en el último de Quintero, ingresando esa pelota en medio de rezos dramáticos. Entró penando sobre el palo, después del rechazo del arquero.
Pero fueron los penales de la justicia. Dos Santos rechazó dos y valió.
Ferro Carril se quedó con el boleto en la mano y avanzó de fase.
Una manera de pegarle una patada a la tarde en que El Tanque se transformó en pesadilla.
Ferro tenía la necesidad de volver ganando a escena. Y volvió ganando.
No es una cuestión menor. Para nada menor.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-