El escritor salteño Víctor H. Silveira anuncia que ha editado un nuevo libro de poemas. Se titula «Leyenda para después del verano» y tendrá su presentación en público este próximo viernes 11, a la hora 19:30 en la Biblioteca Departamental Felisa Lisasola, instancia de la que participarán junto al autor, Alberto Chiriff y Yamila González.

Silveira es autor de algunos libros de poemas como “El Cochero de Arjuna” (1994) y “Mientras Homero y Whitman rugían en los pinos” (2000). En el año 2000 también publica su obra teatral “El Decir de una Dama”, recreación teatral en torno a los años 1968-1972, en que el autor integrara el “Conjunto Decir”, dirigido por Nydia S. Arenas. Anteriormente había publicado: “Cuatro Poetas Jóvenes” (1977, con Martha Peralta, Elder Silva y Juan Martínez), “Tres voces, tres poetas” (1980, con Martha Peralta y Juan Martínez), “Diez poetas del Salto” (1986, con poemas de Altamides Jardim, Marosa Di Giorgio, Artigas Miláns Martínez, entre otros). En 1995, “Juglar, llave de arena”, junto a Rolando Faget y otros escritores. Entre 1993 y 1996 la Editorial La Balanza edita, en Salto y Montevideo, varias plaquetas suyas. En Barcelona, la editorial Montebarna publicó “Mutaciones”, poemas de “El Cochero de Arjuna”. Otras de sus obras son “Réquiem a la Hora del Lobo” (obra teatral sobre Tchaikovsky, Primer Premio en su categoría en la VI Bienal de Primavera, 1996), “Rapsodia por Kafka” (1998, inédito) y “El Centinela de la Osa Mayor”, que se publicó en el mismo volumen con “Mientras Homero y Whitman rugían en los Pinos”.
A modo de adelanto, el autor comparte hoy con los lectores de EL PUEBLO, dos poemas del nuevo libro:
Tsunamis, barcos, autos, valijas, celulares… y algunas cosas más
Doscientas treinta mil almas
que se llevaron las aguas:
nunca antes en la historia
de la humanidad
en un solo día murieron tantos seres:
el enorme barco del Caronte
colmado en una hora.
Arca, mítico buque
surcando océanos
tan distintos e iguales.
Ojos vean.
Oídos oigan
el sonido de antiguas trompetas
que suenan
cual sirenas de navíos al partir.
Sobran tantas cosas
(bolsos, valijas, dólares, ropas, celulares,
libros, mochilas, muebles, anillos, libros,
libretas… que no necesitamos…)
al subir a ese titánico navío
sin escalas, sin bitácora,
en un Aqueronte de utopía
y sin embargo tan real.
(diciembre/2004.)
Las rosas rojas de aquel día veintidós
(“…Solo queda el silencio”. W. Shakespeare, “Hamlet”)
(Escenario: Monte Rushmore, pero se ha agregado el rostro de J.F.Kennedy, al lado del de Lincoln: parecen mirar a los bárbaros y en la lejanía, a sus verdugos, los que a su vez, les contemplan.)
VOZ EN OFF I):
-¿A nadie le llamó la atención
aquel veintidós de noviembre,
que hubieran solamente
ramos de rosas rojas?
VOZ EN OFF II): – ¿Y nadie se preguntó
por qué extraña razón
de entre tantos periodistas presentes
sólo un desconocido filmara la escena?
VOZ EN OFF I):
-Era el plan dentro del plan.
Y por sobre ambos
un Plan mayor:
cajas chinas o matrioshkas
de reyes y emperadores
ocultos en las cajas,
y altas torres, y tinieblas.
VOZ EN OFF II):
-¿Tal vez solamente coincidencias
significativas… un raro efecto Mandela
anticipado… Sincronicidad…
o la serialidad de Kammerer?
¿O solamente un ‘efecto mariposa’
de alas ensangrentadas?
VOCES I Y II):
-(Al unísono, sincronizadas) Pero lo más extraño
fue la multitud en las calles
con ramos de rojas rosas
-teatral coreografía también sincronizada-
saludando a Jacqueline, nada más:
Pero vean: se siguen deshojando
silenciosas sus hojas en la Historia
cual la sangre de JFK
aquel día veintidós.