Medio siglo después de los hechos nefastos en que se vio envuelto el país, es bueno decir hoy muchas cosa que por el “clima” que se vivió en aquellos años, no se dijeron o se guardaron por el temor que infundían. Decirlas en aquel momento hubiera significado por lo menos ir a tener que dar “explicaciones” al cuartel.
Y es bueno decirlo hoy. Los militares se han retirado, pero su poder permanece intacto y cada vez que el país es amenazado o presuntamente amenazado se piensa en el poder militar.
En este contexto en primer lugar se ha destacado el rol cumplido por la Corte Electoral de 1980, en que se produjo el famoso “plebiscito” de las empresas públicas, cuando el pueblo entendió que no era beneficioso enajenar todas empresas del estado para pasar a depender de empresas privadas.
También se rechazó la “normalización” de la dictadura militar y se consideró a esta decisión popular (alcanzó el 57 por ciento), como el punto de partida para la democratización del país.
Es bueno expresar hoy en estas columnas lo que pensamos al respecto, En primer lugar la Corte Electoral hizo lo que correspondía. Vale decir informar debidamente del resultado de la expresión de la voluntad popular.
Los militares que ya habían gobernado y destruido el país, asumieron que el pueblo rechazaba lo que proponían y por lo tanto estaban acabados´. Lo que nunca debió suceder se lee hoy y se “aplaude” lo realizado por la Corte Electoral, cuando a nuestro criterio, jamás se expresó el rechazo a su anulación, a la ignorancia de la voluntad popular. Las cosas en su lugar.
Hoy medio siglo después de aquellos atropellos es fácil hacerse el “héroe” y erguirse en los principales paladines de la democracia, pero no hay que olvidar que el golpe militar fue posible, entre otras cosas, porque hubo civiles que fueron a golpear las puertas de los cuarteles, aunque nunca hayan aparecido.
La Corte electoral debió renunciar, era lo mejor que podía hacer, porque la representación del pueblo que investían, lo hubiera valorado como corresponde. Ahora es fácil ponerse en la mejor posición. La cuestión era haber asumido en su momento.
No estamos volviendo al pasado, ni siquiera reclamando nada, sencillamente creemos que estamos poniendo las cosas en su lugar.
Hubo quienes resistieron el golpe, hubo quienes lo aplaudieron y el pueblo manejado y manipulado como siempre se manifestó cuando pudo y se sintió con furzas para hacerlo.
Las cosas en su lugar.
A.R.D.