En estos días y con plazo hasta el viernes 12 de marzo, están abiertas las inscripciones para cursar los talleres artísticos (teatro, pintura y literatura) que brinda la Intendencia de Salto. Acerca de la experiencia vivida en uno de estos talleres, Myriam Albisu (a quien realizamos una entrevista hace algunos día para esta página) aporta su visión particular.
El Taller Literario
“Horacio Quiroga”:
un horizonte diferente
Myriam Albisu asiste a este taller desde el año 2002, pero su inclinación por la creación literaria viene desde mucho antes, por eso primero explica: “Escribí desde niña, luego lo tomé más en serio y empecé a escribir con más intensidad aunque nunca sabía si lo que hacía tenía algún valor, pero seguí escribiendo. No pensaba en publicar ni quería mostrar mucho. Y un día me encontré en una peluquería con Marosa, le comenté mis dudas, le dije que me daba un poco de vergüenza mostrar lo que escribía. Según ella no tenía que importarme absolutamente nada lo que me dijeran y tenía que seguir para adelante. Ella siempre me estimuló. Sin embargo, en el fondo de mi corazón yo sabía que tenía muchas cosas por aprender, pero no había cómo hacerlo más que por mí misma”.
El ingreso al Taller Literario Municipal, que al poco tiempo de iniciarse pasó a llamarse “Horacio Quiroga”, significó para Myriam Albisu un crecimiento total en su actividad de creadora: “Saber que Leonardo Garet empezaba a dar un taller literario en la Biblioteca Municipal fue para mí un horizonte diferente. Desde luego que no lo pensé dos veces, porque a pesar de que ya tenía dos libros escritos y demás, sabía que necesitaba aprender, que necesitaba alguien que supiera decirme “esto no sirve para nada” o “esto puede ser bueno”. No sé si algún día podré decir que aprendí lo suficiente, pero puedo decir que encontré lo que buscaba: alguien que sabe mucho y que para criticar es tan fantástico que uno aprende o aprende. No tengo palabras para agradecerle a Leonardo lo que me ayudó a ver, a “podar” un texto, a quedarme sólo con lo esencial. Consultada más específicamente sobre qué enseñanzas le ha aportado el taller en estos años, explica que el grupo genera entusiasmo por ver el resultado de cada clase, se aprende a escuchar al otro y a reconocer errores que a veces se ven mejor en otro que en uno mismo, se aprende a confiar en la crítica del orientador.
Después de más de siete años asistiendo al taller, Myriam publicó el libro de poemas Palabras en cubierta. Junto a Umbrales, de Estela Rodríguez Lisasola, fueron los dos primeros libros editados bajo el Sello Editorial “Taller Literario Horacio Quiroga” (luego se sumó A la orilla del vuelo, de Rocío Menoni). Anteriormente, otros integrantes del mismo taller habían publicado libros pero en Ediciones Aldebarán. Cuando se le pregunta a la autora sobre las diferencias entre Palabras en cubierta (trabajado y corregido durante su concurrencia al taller) y sus libros publicados anteriormente (Cabitos de naranja y Te doy mi palabra), sostiene que Palabras en cubierta refleja una clara superación: “Hay un cambio grande, son cosas distintas…”.