Entrevista con Gerardo Sotelo
Todos conocían la faceta de periodista de Gerardo Sotelo, tanto en radio, televisión o en medios gráficos y digitales. Sorpresivamente decidió dejar su zona de confort y pasar a la militancia partidaria desde el Partido Independiente (PI), siendo candidato al Senado de la República. Estuvo en nuestra ciudad y el siguiente es el diálogo mantenido con EL PUEBLO.
– ¿Cómo se pasa de analizar a los políticos a ser sujeto de análisis como político?
– Fue un pasaje que me llevó mucho tiempo y que ahora que estoy metido en el tema, te das cuenta cómo es el cambio de la perspectiva del que observa desde afuera, independientemente de cuáles sean tus ideas, vos no sos parte, estás cumpliendo un rol diferente. Ser parte y aparecer en el medio de una campaña electoral te cambia totalmente el punto de vista, porque ahora aquellos que vos analizabas de afuera, son tus competidores o tus potenciales aliados, y el cambio de punto de vista es relevante, lo que pasa es que no podés dejar de mirar la realidad como el periodista de manera global, porque esa es una mirada que te hace bien para entender lo que pasa. Ahora como que he incorporado otra mirada, la del que mira la realidad para ver qué es lo que está pasando, por qué pasa lo que pasa, y la del que además tiene que tomar posición, tiene que medir a fulano, a mengana, a tal partido y a tal otro, en un escenario de competencia electoral. Es más complicado.
– Una vez nos comentó el periodista Gabriel Pereyra que en esto de la lucha por el poder y los políticos, él lo graficaba como una obra de teatro, donde el periodista no podía subirse al escenario porque era un espectador. Sin embargo, en 2005, el presidente Tabaré Vázquez acusó a los periodistas por ser también actores políticos. De última, ¿qué somos los periodistas en ese contexto?
– Evidentemente que Tabaré Vázquez no sabe de periodismo. Si sos actor político no sos periodista, trabajes donde trabajes. El sistema político está compuesto por varios niveles, los actores políticos propiamente, legisladores, dirigentes, gobernantes, y aquellos que integran las instituciones del Estado. Los periodistas no integramos el sistema político, porque como decía Gabriel, no podríamos ser críticos en el sentido de que al no formar parte, podés opinar, ver las cosas de acuerdo a tu ideas pero siempre garantizándole al público que no vas a dejar de informar de algo porque no coincida con tus ideas, ni le vas a dar a tus ideas más importancia de la que tienen cuando estás informando o analizando la realidad. La gente, frente a los hechos políticos, escucha lo que dice el ministro, el intendente, un periodista, un filósofo, depende en el ámbito en que te manejes, lo que dice tu padre, tu madre, tus amigos, la política es todo lo que pasa en la comunidad, tiene un nivel institucional profesional, y después la política cruza toda la vida de las personas. También, desde luego, la opinión de los periodistas o la manera que tenemos los periodistas de informar sobre la realidad.
– También podríamos utilizar la imagen de un partido de fútbol, donde el periodista podría ser el árbitro. Cuando los periodistas opinamos, ¿no flechamos la cancha?
– No. Lo que no podés hacer es teñir la información con tu opinión y decir, estoy informando de esto, pero como esta parte de la realidad no coincide con mi punto de vista, la escondo, y a esta parte que sí coincide, le doy más énfasis, eso sí sería flechar la cancha. Mientras quede claro que vos estás opinando –y me pasaba en radio Carve y en Canal 10-, la gente que me escribía me decía “no, usted dijo esto, eso es un disparate porque…”, y después me seguía escribiendo, porque en otras cosas pensás igual.
– Ahora, está claro que usted siempre fue un periodista independiente…
– Sí…
– Por el Partido Independiente (risas) Disculpe, me quedó servido el comentario.
– Está bien, a veces cuando lo digo me cuido de que no se confunda. Pero a propósito de eso, voto al Partido Independiente desde que existe, desde hace tres elecciones. Nunca tuve contacto con el partido, si con Pablo con quien tengo una amistad de muchos años.
– ¿Él sabía que usted lo votaba?
– Sí, claro, porque además él vivió muchos años pegado a la casa de mi madre, nuestros hijos se criaron juntos y nos encontrábamos en la vereda y hablábamos de política, pero no tenía ninguna actividad partidaria.
– ¿Qué objetivos se ha trazado en la política?
– La mejor manera de defender tus ideas es defenderla en el partido donde te parece que están mejor representadas. Me sentí muy honrado por otras propuestas que recibí para dedicarme a la política y que desestimé. Yo me sumo desde un lugar muy destacado que agradezco y espero poder responder con trabajo, pero las prioridades del partido son las prioridades que entendemos son las del país. Lo que hago es acompañar, trabajar en la campaña electoral, estar en contacto con la gente, del partido, como cualquier militante o dirigente en campaña electoral.
Las prioridades son que en Uruguay haya un cambio que sea positivo, que podamos llevar al país hasta el siguiente escalón de desarrollo, que ese es el gran desafío, y que debería ser de todo el sistema político y de toda la sociedad uruguaya. Por supuesto que hay distintas ideas, enfoques y énfasis, pero para el PI lo prioritario es asegurar un cambio, que parece inminente y que celebramos, pero no queremos cualquier tipo de cambio. Obviamente no un cambio para volver hacia atrás, no un cambio que sea un maquillaje y se siga manteniendo el despilfarro, la corrupción, la utilización de los dineros públicos para tapar las macanas o los acomodos o la falta de convicción para hacer acuerdos que permitan los accesos a mercados que nos resultan prioritarios. Por ejemplo, y para decir un caso, para la industria láctea. Ese tipo de cosas identifican el cambio, como las políticas de seguridad, la reforma educativa, son las prioridades de la sociedad uruguaya y por tanto también del PI.
– Los analistas coinciden en que cada vez hay menos voto cautivo en los partidos políticos porque la gente no vota por tradición a un partido político, tampoco leen los mamotretos de los programas de gobierno, votan candidatos. En ese caso, el PI conformó una interesante fórmula presidencial. Ahora bien, ¿Mónica Bottero será mejor candidata a vice que Selva Andreoli, a quien apoyaron antes por una semana?
– No tengo ni idea si va a ser mejor. La hipótesis de que Mónica Bottero llegue a la vicepresidencia no son las más altas hoy, seguramente sea una gran legisladora. Si fuera vicepresidenta, sería muy buena, sin duda. Son personas, tanto ella como Selva, muy buenas profesionales y amigas, buenas personas, que tienen la suficiente inteligencia, ductilidad, capacidad de diálogo como para articular mayorías, que ese es el gran desafío de cualquier persona que llegue a la vicepresidencia de la República, cosa que parece no haber notado Daniel Martínez, que eligió a una persona para la candidatura a la vicepresidencia que además de que nos mintió con el título universitario, está sembrando el debate político de divisiones radicales como si en un lado estuvieran los buenos y en el otro los malos, con lo cual, en la remota hipótesis de que llegara a la vicepresidencia de la República, no veo cómo articularía mayorías.
– La pregunta fue porque casualmente su decisión de trabajar activamente en política es posterior al fracaso de “La Alternativa”.
– Sí, a ver, cuando se forma “La Alternativa” yo no estaba todavía vinculado a la política, no había tomado la decisión, estaba en una etapa previa, por lo que estuve al tanto de todo lo que pasaba. Ahora resulta que nadie quería que se formara “La Alternativa”, bueno, yo sí, porque creía que podía ser una buena cosa. Es una vieja idea del senador Pablo Mieres que ha venido impulsando desde hace mucho tiempo. Él la llamaba coalición socialdemócrata y yo le decía que a mí no me gustaba lo de socialdemócrata porque le daba un tinte ideológico que la gente no siente. Ahí tenemos una diferencia, yo prefiero la palabra progresista pero él dice que la gente lo asocia con el FA, pero es un tema semántico. Lamentablemente no prosperó y yo estaba al tanto del progreso. Lo mío viene conversado desde antes y luego vino la etapa de las decisiones.
– ¿Votó mal el PI? Tuvo 2 mil votos en todo el país.
– No votó mal. La “Concertación” que fue promovida por blancos y colorados en Montevideo no llegó a los 500 votos, tuvo 483. El PI tuvo 2.500 votos, creo. Lo que ocurre es que con otra legislación, el partido tal elegía su candidato tal día, el partido cuál elegía el suyo tres meses después, el otro elegía quince días antes, a nadie se le hubiera ocurrido sensatamente hacer un ranking de partidos según los votos, porque es una elección interna, donde el estímulo para votar en el Partido Nacional era uno, fíjate que en las elecciones pasadas el Partido Nacional tuvo miles de votos más que el FA y después el FA le sacó 15 puntos de diferencia…
– ¿Por qué es importante que el PI mantenga una buena representación parlamentaria?
– Nosotros tenemos un senador y tres diputados, uno por Montevideo, otro por Canelones y otro por Maldonado, y después en otros departamentos, por restos, como Salto o Colonia, pudimos haber tenido un legislador que finalmente fue para Maldonado. Lo que sentimos es que nunca como ahora, la existencia de un partido como el independiente, puede llegar a estar articulando mayorías en un gobierno de cambio y con un criterio de garantía. Claramente, el que quiere votar continuismo, va a votar al FA. Más allá de las diferencias y de los enojos, habrá gente que seguirá votando al FA y es una decisión legítima, por supuesto. Da la impresión que la mayoría quiere un cambio, es decir, quiere elegir en la oferta de la oposición a un candidato sabiendo que va a tener que articular una coalición de gobierno. Tanto Lacalle como Talvi, la noche de las internas dijeron que querían contar con el PI, y a nosotros nos parece que, como cualquier partido responsable y que quiere incidir en un cambio positivo, si se da la chance, conversaremos.
– En una hipótesis de laboratorio en que lleguen a un balotaje Lacalle y Talvi, ¿a quién apoyaría el PI?
– Dependerá de lo que ellos tengan para acordar con el PI. En ese escenario lo que ocurre, se ve en los países con gobiernos parlamentarios, sobre todo de Europa, que los votos de los partidos más pequeños se cotizan mucho mejor.
El PI tuvo el 3,5% en las últimas elecciones, no importa cuánto tenga ahora, pero ese porcentaje, si es el que te falta para formar mayoría, se cotiza de una manera más alta, y allí aparecerán las prioridades del PI para formar un gobierno, pero son las mismas que le estamos diciendo hoy a la ciudadanía para que nos vote.
PERFIL DE GERARDO SOTELO
Casado, tiene 6 Hijos. ¿Signo del horóscopo? Tauro y Perro de tierra. De chiquito quería ser jugador de fútbol o médico. Es hincha de Central.
¿Una asignatura pendiente? Bailar.
¿Una comida? Pasta en cualquiera de sus formas y acompañamientos.
¿Un libro? Muchos.
¿Una película? La Naranja Mecánica, de Stanley Kubrick.
¿Un hobby? Tocar la guitarra.
¿Qué música escucha? Toda.
¿Qué le gusta de la gente? Que busque su felicidad y la del prójimo.
¿Qué no le gusta de la gente? La ignorancia, la mentira y la ambición.
Leonardo silva