La formación policial es uno de los rubros básicos de todo sistema democrático. En momentos en que se anuncia la formación y asunción de 140 nuevos policías en Montevideo, creemos que la tarea merece una revisión que nunca es simpática, nunca será bienvenida, pero es básica para saber cuáles son los valores en que se han formado los nuevos servidores de la patria. Seguramente que el sistema democrático que ha sido impuesto y usado hasta el momento deja mucho que desear. La confianza ha sido elemento sustancial. Tan es así que el caso Astesiano acaba de probar hasta qué punto es posible vulnerarlo y mantener una doble vida “colaborando” estrechamente con el peor de los delitos (el poderoso narcotráfico) y fingiendo ser otra cosa. En esto no se salva partido alguno, ni derecha, ni izquierda, ni blanco, ni colorados, ni coalición multicolor, ni la otra coalición, porque todos han estado en el gobierno y que sepamos han adoptado siempre el sistema basado en la confianza. Siempre se ha elegido a personas que se han considerado “incorruptibles” y adheridos totalmente al sistema. Es hora de saber que ya no es así, porque desde la antigüedad se ha conocido aquello que “todo hombre tiene su precio” y el narcotráfico maneja muchos millones de dólares.
A lo sumo, cuando una persona no acepta corromperse por dinero u otro bien, es amenazado en lo que más quiere sus seres queridos, que pasan a ser verdaderos rehenes
En el Uruguay de nuestros días nos estamos acostumbrando a considerar “normal” que la delincuencia asesine a dos o tres personas por día. Nuestra reacción es averiguar si el asesinado tenía o no, antecedentes policiales o judiciales, ignorando que a este grado también puede existir corrupción.Mientras el poder político que tiene en sus manos la posibilidad de hacer algo rápidamente, siga entendiendo que es algo “normal” esta situación seguramente no debemos esperar más que un agravamiento de ella.No vemos que el tema se tome con la seriedad que corresponde. No se acepta que el dinero del narcotráfico y su poder pueden llegar a infectar cualquier persona. Que hay policías “comprados” por la corrupción, como hay jueces, políticos, periodistas, abogados “corruptibles” de una u otra forma.
Mientras esto sea así no hay camino. No hay salida mientras lo más importante sea tomar distancia de esta situación y tratar de achacar al adversario la toda la culpa, sintiéndonos o considerándonos libres de “polvo y paja”, no habrá salida.
Si alguien aspira a solucionar este tema con leyes o sanciones más duras, pierde su tiempo, nadie, ningún delincuente que conozcamos piensa o averigua que pena le corresponde, porque “seguro que a él no lo van a descubrir nunca”.
A.R.D.