Uno de los postulados de las protestas sociales en Chile, es la eliminación de los sistemas privados de jubilación (AFAP). El mismo sistema que en nuestro país fue impuesto tras una ardua lucha y a pesar de las modificaciones que le fueran efectuadas, se siguen llevando la parte del león en los aportes de los trabajadores. Cabe recordar que algunos de ellos, los más jóvenes fueron obligados a afiliarse a una AFAP.
Hoy quienes les obligaron deberían de dar la cara, porque tenemos entendido que los beneficios pregonados de este sistema no son precisamente lo que se afirmaba que serían.
Chile fue precisamente el impulsor de este sistema en América y en el Uruguay fue mencionado como el mejor sistema previsional. Es el mismo país trasandino que hoy presiona a su gobierno, exigiéndole que elimine el sistema.
Pero este no es único problema que enfrenta el mundo laboral y con él los sistemas de previsión social del mundo entero. Nadie puede desconocer que seguramente los sistemas Administradores de Fondos de Aportes Previsionales, que exigen un mínimo de 30 años de aportes para poder jubilarse a los 60 años, o a los 65 con la cantidad de años aportados, aún cuando no lleguen a 30, no han redundado en los beneficios que esperaban las expectativas despertadas.
Aún cuando la rentabilidad arrojada por las inversiones de las AFAP en el Uruguay son de las mejores del sub continente, es alta la cifra de trabajadores que está prefiriendo volver a aportar sólo al Banco de Previsión Social (BPS).
Es que aún el sistema de ahorro compartido, entre las AFAP y el BPS no está arrojando los beneficios esperados, aunque las AFAP se siguen llevando buena parte del aporte de los trabajadores.
Hay que tener en cuenta que las proyecciones indican que de mantenerse los índices actuales, de trabajadores activos aportantes y de pasivos, el sistema colapsará.
Nadie ignora tampoco que en nuestros días surgen como hongos los trabajos informales, cuidacoches, deliverys, y otros muy conocidos y las compras en el exterior por Internet. Ninguno de estos trabajos aporta realmente al BPS y quienes han caído en esta modalidad se encontrarán con una desagradable sorpresa al fin de sus días de productividad.
Será otro de los temas a resolver por parte de las nuevas autoridades en el país, pero seguramente nada fácil, teniendo en cuenta que el sistema previsional es el que ocasiona uno de los mayores déficits en los gastos del país.
De tanto en tanto se vuelve a discutir la edad mínima, los montos y otros aspectos inherentes a estos sistemas, pero en el fondo existe una sola cuestión: si no encaramos los problemas laborales, si no preparamos a nuestros jóvenes para el trabajo formal y digno, inevitablemente vamos hacia el fracaso.
A.R.D.