La desnutrición, deficiencias en el desarrollo neuronal y la obesidad son las tres consecuencias habituales que tienen las deficiencias alimenticias infantil.
Con motivo de conmemorarse el pasado 16 del corriente el Día Mundial de la Alimentación, Naciones Unidas dio a conocer un índice reconocido en el mundo que en esta oportunidad asegura que uno de cada tres niños menores de cinco años, en el mundo está sub alimentado.
La cuestión no deja de ser preocupante, en cuanto Uruguay tiene uno de los mayores índices de obesidad de América Latina.
En nuestro país la cuestión radica en aspectos culturales. Si bien en los últimos años se han tomado medidas a nivel escolar, el tema sigue siendo preocupante, debido a que la ingesta de productos industrializados, salados o azucarados en exceso.
La realidad indica que la mayoría de los niños son adeptos a consumir estos productos que resultan atractivos, ya sea por su precio (son más baratos), su practicidad y porque los gustos han sido incentivados hacia su consumo.
A ello debemos anexar las consecuencias negativas, cada vez más notorias del recalentamiento global que malogra muchos cultivos y ha hecho que gran parte de lo que se había avanzado hasta el momento, procurando disminuir las cifras de niños sub alimentados, se haya reducido.
En nuestro país seguimos viendo gente que revisa la basura, los contenedores y los basurales. Felizmente el número de niños se ha reducido notoriamente, porque los que hoy vemos son jóvenes y adultos, aunque también hay algunas familias enteras haciéndolo.
Seguramente que en alguna medida los seguirá habiendo, pero la cuestión es tener claro si se avanza hacia la erradicación del problema, si no se hace nada o si se retrocede y cuales son las causas de estas situaciones.
La infancia debe ser el tesoro mayor a preservar por parte de los países. De ellos depende el futuro, mucho más que de los jóvenes y adolescentes, que esencialmente ya fueron formado en determinados valores o antivalores.
Cuidar la debida alimentación de nuestros niños es un compromiso ineludible y nada podrá cambiarse si no atendemos en primera instancia sus necesidades. Hay quienes piensan que siempre podrán conservar su situación privilegiada, escapando a la situación que enfrentan estos sectores de la población.
Nada más equivocado, porque la cuestión tiene cientos de derivaciones, en salud, en imagen, y sobre todo en cuanto a posibilidades intelectuales para todos.
A.R.D.