En más de una oportunidad hemos escrito en estas columnas sobre la corrupción y “don dinero”, que es capaz de captar a cualquier mortal.
Por eso la noticia no nos asombró para nada, -es que entre la captura de drogas, dinero y otros elementos realizada en las últimas horas por “la policía” (¿se puede seguir hablando de una sola policía?), se hallaron dos chalecos antibala.
La cuestión no es sólo esto, que supone hablar de delitos graves, con riesgo de muerte y no solo para quien los comete, sino el hecho más preocupante es que dichos chalecos habían sido robados, según establece la misma información policial, ¡de la propia Jefatura de Policía!
Es cosa de no creer. En otros tiempos ni en broma se pensaba que se podría robar en la Jefatura, sede central de la Policía. Hoy ya no es así y no es este el primer robo que se verifica allí.
Por lo tanto nos reafirmamos en lo que hemos sostenido siempre. No se trata de dar cheques en blanco, sino de controlar y debidamente.
No se puede tapar el sol con un dedo. Uno de los crímenes más alevosos de los últimos tiempos, fue cometido por un sicario “casualmente” oficial de policía.
Una de las pruebas más contundente contra ciertos narcotraficantes, tenemos entendido que estaba filmada y grabada en la Jefatura y “despareció” de allí, sin que nunca más se supiera algo de ello.
Ahora se suma este hecho. No ve el que no quiere ver. Seguimos sosteniendo que la enorme mayoría de los policías son honestos e incorruptibles, pero negar que también hay de los otros, es querer tapar el sol con un dedo.
No se puede negar que la corrupción ha ganado determinados círculos policiales y de otras autoridades. No nos sorprende, hay mucha plata en juego y nosotros hemos sembrado o permitido que se siembre (lo que termina siendo lo mismo) el “hacé la tuya” y esto supone que si obtengo determinada ganancia personal puedo mirar para otro lado y “dejarla pasar”.
Felizmente también hay policías de los otros, los que asumen su rol con honestidad y valentía, pero ¿hasta cuándo podrán hacerlo?
Hasta hoy no parece que se tomen en serio estos planteamientos de la situación. No se cree que sea así y quien está lejos de estos hechos, ni siquiera cree que puedan ser reales.
Esperemos que estemos a tiempo para encauzarlos.
A.R.D