Día Nacional para la Prevención del Suicidio Con la Licenciada en Psicología Ana Claudia Acosta
En nuestro país, desde el año 2007 se encuentra vigente la Ley 18097, que lo declara al 17 de julio de cada año, como el Día Nacional para la Prevención del Suicidio, con el fin de concientizar.
Allí es donde se ve reflejada la importancia del trabajo interinstitucional para el abordaje de la problemática, por medio de las diferentes miradas que sean posibles.
Todas las instituciones educativas, tanto públicas como del sector privado, que tengan relación con la prevención del mismo, deberán realizar actividades sobre la problemática y brindar además, una información calificada.
De esta forma, se continúa profundizando en el tema, intentando buscar estrategias para los diferentes grupos etarios afectados en la población, para lograr encontrar contención.
Agradecemos en esta oportunidad, a la Licenciada en Psicología Ana Claudia Acosta, que gentilmente nos acompaña, para manifestarnos sus conocimientos en cuanto a la temática del suicidio y a la que le consultamos en primera instancia:
¿Existen “factores de riesgo del suicidio”?
Sí existen.
Y uno de ellos, son los adolescentes, dado que es a esa edad, una fase evolutiva. La cual genera varios cambios a nivel físico, psíquico y emocional, generando a su vez, un grado de mayor vulnerabilidad.
En tiempos de pandemia, es justamente cuando se ve agravado, por la interacción social entre pares.
Más allá de que están las redes sociales, de igual manera ha habido una imposibilidad en algunos sectores, sobre todo en esa franja etaria de la adolescencia, sin poder contar con un contacto directo con amigos, o compañeros de clase.
Generando un mayor nivel de depresión y de tendencia suicida, o de lastimarse, como manera de poder sentir de alguna forma, emociones.
La vida del adolescente, es más bien encerrado en su cuarto, donde la interacción con el adulto puede llegar a ser más escasa y el grado de atención que ellos pretenden de parte de los adultos, lleva muchas veces a que no se sientan comprendidos y por ende, el deseo de ya no estar en este mudo.
¿La pandemia entonces, es sin dudas otro factor de riesgo?
La situación de pandemia, genera un plus.
A veces, algunos adolescentes que pueden estar transitando la enfermedad, suelen quedar más vulnerables. Y ese otro estado de encierro, sumado a la enfermedad, produce más rasgos de depresión.
En el suicidio se entraman de modo complejo, factores neurobiológicos, socio ambientales y subjetivos, cuyo grado de incidencia puede variar en cada persona o cada grupo humano, en diferentes circunstancias y momentos históricos.
¿Cómo se detecta la situación del enfermo?
En ocasiones, podría ocurrir que el entorno, desconoce el mundo interno de la persona, y se sorprende con la triste decisión, por lo tanto, si bien es cuestión de estar atentos a las posibles señales que podremos indicar más adelante, existen otros aspectos del complejo entramado de la mente humana que pueden no ser detectados y producir el desenlace.
Del equilibrio o no de estos aspectos, es que surge la acción de quitarse la vida o no.
Al ser producto multifactorial de situaciones, están aquellas personas que se encierran en su mundo y les cuesta expresarse. Hasta aquellas que se las nota muy sobresaltadas, con conductas verborrágicas y ansiosas que no son esperadas, con sobrecarga de actividades.
Físicamente, también puede ser alguien que tenga una complextura física con sobrepeso, por ansiedad oral, por ejemplo, o el otro extremo de personas que ya se privan de los alimentos, propios de rasgos de “autocastigo”, de “suicidios parciales”.
¿La probabilidad del suicidio, aumenta en las personas que padecen enfermedades mentales?
En ocasiones. Si no han sido detectadas, o cuando no están recibiendo tratamiento integral permanente, o adecuado.
En los grupos de riesgo, por ejemplo: Adultos Mayores, que pueden llegar a afrontar situaciones vitales adversas y complejas, acrecentadas con un sesgo de pérdida general, las enfermedades físicas suelen tener una repercusión emocional y no contar con el sostén apropiado.
¿Es diferente en el adolescente?
En niños, niñas y jóvenes, los impactos estresantes vinculados a la familia, los cambios personales, la soledad y la falta de apoyo social, pueden propiciar la aparición de conductas suicidas diversas.
Se suman, aquellas circunstancias de crisis, con alto sufrimiento subjetivo y falta de posibilidades visibles de resolución, incrementando el riesgo.
La tentativa suicida y/ o su consumación, impacta a corto, mediano y largo plazo sobre el entorno y suele transcurrir sin asistencia adecuada a la familia y allegados (Postensión), lo que sería una medida de primera necesidad para reducir el daño y prevenir la posibilidad de conductas imitativas del entorno.
El suicidio y sus posibles señales.
Para analizar el suicidio, se requiere evaluar comportamientos, determinar diagnóstico de los posibles trastornos mentales subyacentes y riesgo de muerte.
La mayoría de las conductas suicidas, se dan en personas con trastornos mentales:
Podemos llamarle: 1.a. Ideación suicida: Pensamiento de quitarse la vida sin intentarlo, puede ir desde ideas frustradas, hasta planes vagos.
1. b. Intento de autoeliminación: (en adelante IAE) suicidio frustro, ya sea con un plan previo para realizarlo o movido por una conducta impulsiva.
¿Cuál sería una llamada de advertencia de una conducta suicida?
• Ausencia de interés por el bienestar personal, baja productividad laboral, bajo rendimiento académico.
• Alteración de los patrones: del sueño, de las interrelaciones sociales, de las conductas alimentarias.
• Preocupación por el tema de violencia, mejoría repentina del estado del ánimo, promiscuidad, desesperanza, aislamiento, trastornos psiquiátricos, baja tolerancia a la frustración, entre otros.
1. c. Conducta parasuicida: conducta de riesgo que puede llevar a la muerte sin un deseo consciente.
1. d. Suicidio: resultado fatal de la conducta suicida.
También existe una Guía de Prevención y Detección de Factores de Riesgo de Conductas Suicidas:
1. e. Signos y Señales de alerta:
Somatizaciones. Tiempo libre sin aprovechar. Desmotivaciones. Falta de concentración. Trastornos alimentarios. Desesperanza. No sentirse querido.
Sentirse una carga para su familia y allegados. No poder proyectarse.
No tolerar los elogios.
¿Qué es lo más urgente relacionado al accionar para su atención?
Es necesario acudir a las redes existentes de atención y trabajar en forma ágil, coordinada con los prestadores de salud y en conexión con los soportes y redes socio-comunitarias.
Para un correcto seguimiento, es fundamental que el paciente tenga un fácil acceso a las consultas técnicas de control.
Asistencia en salud mental, indagar sobre su entorno para evitar que una persona acuda a un espacio donde está padeciendo violencia de algún tipo (física, psicológica, sexual, patrimonial, verbal, entre otras), o algún tipo de abuso, por tanto el realizar una buena entrevista inicial va a determinar la atención primaria y seguimiento de la situación del sujeto.
Estadística
“Este 16 de julio se presentaron los últimos datos sobre suicidio en Uruguay en una actividad convocada por la Comisión Nacional Honoraria de Prevención del Suicidio al conmemorarse, el 17 de julio, el Día Nacional para la prevención del suicidio.
El responsable del área programática de Salud Mental Horacio Porciúncula, informó que la cifra fué de 718 personas que perdieron la vida por suicidio en el último año; lo que implica que en los últimos cinco años, las cifras se han mantenido en una meseta, pero es importante tener en cuenta, que son números altos de fallecimientos por esta causa en nuestro país.
Lorena Quintana hizo referencia al aumento de suicidios en jóvenes de 15 a 19 años: “un joven cada tres días, en Uruguay, se quitó la vida”, lo que se traduce en un aumento del 45% en comparación con 2019 y su consecuente impacto social.
Finalizó Ítalo Savio, quien hizo referencia al subdiagnóstico de depresión y otros aspectos que inciden en el suicidio en los adultos mayores, para lo que resaltó la importancia de la capacitación del personal de la salud en la detección de factores de riesgo”. (Fuente: Ministerio de Salud Pública).
Por Mary Olivera.