Mercedes “Dita” Carbone:
Mercedes “Dita” Carbone es una artista que ha consolidado su carrera como música y también artista plástica.
Hoy continúa llevando adelante sus proyectos artísticos… el mes pasado realizó una muestra de su arte en Espacio Cerafina. También este año brindó talleres de Plástica en la Escuela No. 99 despertando así su vocación por la docencia.
- Recuérdenos cómo inicia su camino musical…
“El gusto por la música siempre existió pero después que me fui a Montevideo aprendí algún acorde de guitarra para acompañarme cuando cantaba con amigos.
Parte de la diversión en esos momentos era juntarnos con los amigos que estaban en la capital también a guitarrear y comer alguna pizza casera.
Volví a Salto a fines del 2012 y un año después me invitaron Marcos Pamparatto junto a Gustavo Kraus y Polo Ayala a participar en un par de eventos y por ellos conocí a Pedro Grau y Luciano Campos que me dieron participación en sus shows que hacían en el Casino, dándome así la oportunidad para que la gente me conociera.
A partir de allí comenzaron a aparecer los shows.
Hoy apuesto a diferentes formatos, desde una versión acústica en la que me ha acompañado Leo Silveira, con Rebis (mi banda) con la que últimamente no nos hemos presentado, con Stella Moreira o sola.
¿Cómo y cuando se inicia en las artes plásticas ?
-”De niña siempre me gustó dibujar y pintar… tengo un recuerdo maravilloso de las clases de expresión plástica para niños que se dictaban gratuitamente en la Comisión del Barrio Baltasar Brum, que funcionaba donde hoy es la UBA 7, las dictaba Leticia.
De alguna forma crecí rodeada de arte y mi mamá siempre nos incentivó a participar de diferentes propuestas.
Me acuerdo también de ir a concursos de dibujo… una vez en la Plaza Artigas me gané una mención especial, tengo un hermoso recuerdo de esta vez porque había que dibujar la plaza por el aniversario y fuimos unos cuantos niños representantes de la cuadra de 6 de Abril al 400.
Creo que nos llevó Julio Lairihoy.
Otras veces me tocó dibujar la Plaza Flores que es donde jugaba a diario y aprendí a andar en bici.
Así que mi infancia estuvo rodeada de barrio y un poco de arte.
Cuando fui creciendo tuve algunos periodos de querer incursionar en diferentes técnicas probando con todo lo que llegaba a mis manos, acrílicos, pasteles pero siempre estuve más cerca del óleo, al principio lo hacía sin mucha técnica.
Pero en el 2012 arranqué el taller de Oscar Terrones y allí aprendí mucho y realicé una cantidad de obras”.
-¿Cómo nace su predilección por las acuarelas?
-”Solía ver algunas obras de acuarela y maravillarme por la sutileza, por el movimiento y por la frescura que inspiraban.
Conocí algo acerca de su naturaleza al realizar dibujo técnico en el liceo… pero fue apenas un poco.
Mi reencuentro con la acuarela fue el año pasado que investigué algunos acuarelistas de renombre internacional entre ellos a Álvaro Castagnet que es considerado de los mejores acuarelistas a nivel mundial y es uruguayo.
A partir de ese momento quise aprender la técnica y comencé a buscar diferentes propuestas, a investigar materiales ya que no es fácil conseguir material de calidad y la técnica requiere que el material sea bueno para no ver frustrados nuestros intentos. Contacté con algunos acuarelistas y arranqué a romper hojas probando a través de la mancha conseguir mis primeras obras en acuarela.
La cuarentena me vino como anillo al dedo para poner mis energías en mejorar mi técnica…pintaba hasta tres obras en un día, algunas iban a la basura pero así tras muchas pruebas y mediante algunos Workshops vía Zoom me fui afianzando en el arte de acuarela.
De alguna forma me enamoré de la técnica y decidí que es en la misma donde me quiero quedar”. - ¿Qué balance hace del año?
-”Más allá del año raro que fue el 2020 tuve muchas oportunidades y creo que si no hubiera existido la pandemia quizás nunca aprendería de artistas a los que no puedo visitar por una cuestión de lejanía.
El Zoom abrió la puerta para el intercambio a distancia y yo aproveché para mover mis pinceles.
A fines de setiembre surgió la posibilidad de dictar talleres para niños de 3° y 4° año en la Escuela N° 99 y así fue que apareció una especie de vocación oculta.
Fue una experiencia única, disfruté más que ellos manchado juntos, realizamos distintas obras y aplicamos tips de la técnica.
La acuarela no suele ser una técnica común en los talleres de plástica… pero cuando los niños interactúan con ella descubren un abanico de posibilidades que ella les brinda.
El pasado mes de noviembre después de una muestra en la Feria de Patio Cerafina decidí instalar mi propio taller en el mismo espacio donde conduzco talleres para niños y adultos y tengo ahí también mi estudio.
En este tiempo y con todo lo que aún me queda por aprender, he descubierto que de alguna forma entre la música y la acuarela me voy encontrando a mí misma y disfrutando de ser quien soy”.