Constituye una muestra más del desastre con que estamos manejando los recursos naturales. El agua es un recurso humano esencial para la vida y tanto es así que en el país acaba de ser declarada la emergencia agropecuaria por la falta de lluvia que afecta la producción del país, es abiertamente derrochado.
Teniendo en cuenta que el agua constituye más del 70 por ciento del planeta que paradojalmente se llama tierra y no agua, hay que saber que precisamente el 70 por ciento de este recurso es agua salobre que no sirve para los fines de la vida.
Del 30 por ciento restante la mayor parte se halla bajo forma de hielo en los glaciares o en los polos y a pesar de ello se procesa una parte para transformarla en líquido y servir con ello a poblaciones enteras.
En definitiva el agua dulce superficial es extremadamente escasa y la utilización que hacemos los seres humanos (se estima que cada persona necesita uno 500 litros al día) es tremendamente extravagante.
A corto plazo, el hombre está obligado a pensar en usar el agua salada para todos aquellos fines que hoy se abastecen de agua dulce. Es más, el derroche humano no solo se da por el mal uso que se hace de este elemento, sino también por lo que se arruina contaminándola con residuos agrotóxicos, que favorecen la aparición cada vez en mayor número de las algas en este caso cianobacterias que no solo arruinan el agua, sino que causan problemas de salud en el ser humano.
Los uruguayos aún tenemos un debe fundamental en este rubro. No sólo que se ha arruinado gran parte del agua del Río Uruguay, sino que el agua vertida por la lluvia que muchas veces excede las necesidades del país y causan inundaciones, es desaprovechada.
En tanto el país (qué somos todos los uruguayos) invierte millones de dólares en obras necesarias para potabilizar el agua que consumimos los habitantes del país.
Por estos días se ha planteado una polémica, es precisamente la discusión de cuál es la mejor obra que debe hacer el país para enfrentar la demanda de la población dentro de unos años, ¿Dónde, Cómo y Quién la hará?
Mientras el poder político decide esta polémica (no sería Uruguay sino se discutiera y politizara), la posibilidad de quedarnos sin agua crece y amenaza cada vez más.
A.R.D.