Juan Romero es uno de los tres candidatos a presidente del Frente Amplio de Salto que se presenta a las elecciones internas de su fuerza política del próximo domingo. Viene de la academia universitaria pero aún recuerda cuando desde chiquito ayudaba a su padre a repartir diarios. Lo conocimos hace muchos años como estudiante universitario, comprometido en el trabajo gremial y en el cogobierno de la Regional Norte. Hoy, con una visión crítica de los tiempos que vive el Frente Amplio de Salto, se postula para dar una mano y cambiar aquello «que (se) necesita cambiar».
– ¿Por qué quiere ser presidente del Frente Amplio?
– Porque hemos sido acompañados por un grupo de gente que nos da el respaldo de poder trabajar en equipo para comenzar a cambiar un Frente Amplio que hemos estado evaluando que necesita cambiar. ¿Por qué? Porque es necesario tener otro tipo de resultados y porque consideramos que con este equipo de trabajo podemos realmente comenzar a profundizar cambios que consideramos que son necesarios en la organización y también de lo que necesitamos como sociedad, porque una fuerza de cambio no puede estar estancada.
– Usted proviene del Movimiento de Participación Popular, ¿hay otros sectores que respaldan su candidatura?
– Si, cuando hablamos de un colectivo estamos diciendo que no es solamente el MPP sino también es la 1001, es el Grupo Magnolias, es el Comité Funcional de los Trabajadores Municipales. También estamos convencidos que van a haber otros frenteamplistas independientes o de otros sectores que están comenzando a sentirse afines con nuestra propuesta. Eso es lo que nos anima. No soy de los que creen que hay salvadores de la patria sino que soy un convencido que con equipo y con una propuesta se puede comenzar a trabajar por otro camino, diferente al que estamos trabajando ahora.
– ¿Cómo incide en esta elección interna del FA que en Salto sea gobierno?
– Incide porque una fuerza de gobierno que tiene renovación de autoridades genera una expectativa acerca del trabajo de lo que va a ser para la interna. Entonces, nuestras expectativas son justamente tener la suficiente fuerza para que el programa de gobierno se cumpla en su cabalidad, pero aparte de eso, de poder comenzar a construir agendas de gobierno que sean más allá de los cinco años. O sea, estamos planteando la necesidad imperiosa desde nuestra fuerza política, no de la fuerza de gobierno, de plantear una agenda de temas que sean acordados entre todos los partidos políticos que tienen representación legislativa para los próximos quince años de Salto. Ejes fundamentales sobre los cuales no importa quién gobierne si nos comprometemos a trabajar y los cumplamos.
Ejemplos, infraestructura logística, cambio de la matriz productiva, agregado de valor por medio del conocimiento. Son temas que consideramos que son ejes estratégicos si queremos cambiar y pasar a Salto del 2.8 del PBI nacional a por lo menos un punto y medio más. Eso implica generar en los próximos diez años, 650 millones de dólares más de riqueza.
– ¿Esta propuesta serían insumos de trabajo que desde el FA le estaría aportando al gobierno departamental?
– No exclusivamente al gobierno departamental, lo que estamos buscando a través de la fuerza política, es comprometer a las otras fuerzas políticas a trabajar para los próximos quince años en Salto…
– ¿Políticas de Estado Departamental?
– Exactamente. Yo no sé quién va a ganar las próximas elecciones, pero sí que agendemos tres o cuatro líneas de trabajo sobre los próximos quince años que son fundamentales trabajar, si no Salto va a transformarse en el nordeste de Uruguay.
– En 2010, a pedido de las gremiales empresariales del departamento, usted hizo una síntesis de las respuestas de todos los candidatos a intendente en unos catorce temas. En ese trabajo concluyó que en ocho o nueve temas coincidieron, pero luego de las elecciones nunca se pusieron de acuerdo en nada. ¿Cómo piensa entonces que podrían ponerse de acuerdo cuando se prefiere poner énfasis en las diferencias y no en los entendimientos?
– Bueno, creo que ese es el papel que tienen los partidos políticos. Hay que sentarse con la dirección del Partido Nacional, del Partido Colorado, establecer equipos técnicos y en un plazo de dos años agendar un acuerdo para las próximas tres administraciones. Ese acuerdo debe estar por encima de los intereses de cada uno y gobierne quien gobierne. Por ejemplo, la navegabilidad del río Uruguay tiene que ser una estrategia. Pasa a gobernar las próximas elecciones el Partido Nacional o el Partido Colorado, bueno, le dará la impronta, la velocidad, el matiz como quiera, pero sabe que hay que trabajar para ahí. Le toca de vuelta al Frente Amplio, sabe que ese tiene que ser un eje de trabajo, y dentro de cinco años más, va a haber un recambio de la administración del Estado Departamental, bueno, quien venga sepa que hasta donde el otro pudo hacer, deberá retomarlo y continuarlo.
Esto es para mí comenzar a plantearnos la política en serio y salir de esto del «Intrusos» de la política, que es lo que realmente fastidia y aleja a la gente de la participación y del compromiso ciudadano. Esto de ver el «Intrusos» político y de ver gente que entra con cuatro pesos y sale con una flota de taxis es lo que realmente aleja y fastidia a la gente. Es de lo que estamos convencidos que termina generando gérmenes para populismos, autoritarismos de todo tipo y color.
– ¿Cómo sería desde la presidencia del FA de Juan Romero su relacionamiento con el actual gobierno departamental?
– Para nosotros es muy claro que si fuéramos presidente, con este equipo de gobierno y con una Mesa Política comprometida en esta línea, la agrupación de gobierno tiene que funcionar de forma aceitada y frecuente.
En esa agrupación de gobierno se tienen que juntar el gobierno municipal, los representantes institucionales que tiene el gobierno nacional como la Dirección Departamental de Salud, la gente del Ministerio de Ganadería, todos los representantes que son del Poder Ejecutivo en el departamento, la diputación, los ediles y comenzar a trabajar en estas agendas de gobierno. Primero ver qué es lo que se está cumpliendo y lo que se está dejando de cumplir por parte del municipio y profundizar estos ejes de trabajo, si estamos de acuerdo y queremos trabajar en esa línea o aparece una nueva.
Por otra parte, como fuerza política venimos insistiendo que tenemos que revincularnos con las organizaciones sociales, que es la gente que demanda. O sea, hay que tener orejas grandes, boca pequeña y sentarse a escuchar, a ser escuchados, a recibir las críticas y que nuestros representantes en el Ejecutivo comiencen a rendirle cuentas a la gente.
– ¿Eso no se está cumpliendo?
– En cierta forma se está cumpliendo. Los ediles y algunos directores han comenzado a circular por los diferentes Comités de Base a conversar con los vecinos y con los frenteamplistas…
– ¿Eso no es porque están en campaña electoral?
– No, no, eso es una medida que se viene estableciendo desde la Mesa Política.
Lo queremos ampliar y profundizar, que no solamente sea en los Comités, también poder reunirnos con los trabajadores, con la Mesa Hortícola, con los gremios estudiantiles y ver qué es lo que está pasando, recibir demandas, informar lo que se puede y lo que no se puede hacer.
La circulación de información tiene que ser clave en esto, y más que informar, comunicarnos. Y para comunicar hay que dialogar.
– Se cumplió el primer año del gobierno de Andrés Lima, ¿qué evaluación se hace desde su sector de este primer año al frente de la Intendencia?
– Lo que nosotros estamos evaluando es que se está ordenando la casa, que no es menor comenzar a ordenar la casa para comenzar a cumplir en el resto del período con el programa. Evidentemente hay que ser autocríticos en cuanto hay que aceitar más y mejor el relacionamiento entre la fuerza política y el Ejecutivo municipal, y obviamente también con el Legislativo, dadas las nuevas circunstancias en las cuales estamos viviendo.
Eso implica que la fuerza política sea un puente de comunicación entre el Legislativo y el Ejecutivo, y al interior del Legislativo un permanente diálogo tanto con nuestros ediles como con los que se han ido.
Hay instancias para poder dialogar y comenzar a reconstruir un espacio en donde se puedan encontrar objetivos en común. Entonces, entiendo que el papel que hoy va a tener que cumplir la fuerza política en esta coyuntura nueva justamente es esa, de ir creando espacios de vinculación y de diálogo.
– Cerca de diez integrantes del gabinete del intendente Lima se han retirado o han sido cesados, personas que contaban con el aval del FA. Quienes llenaron esas vacantes no tienen ese aval. ¿Se plantea coordinar estas situaciones entre el FA y el Ejecutivo Departamental en caso de ser electo presidente?
– Sin duda. Acá tenemos que comenzar a comunicarnos de otra manera.
Si el primer gabinete fue aprobado por toda la fuerza política en un organismo e instancia máxima como es el Plenario Departamental, pretendemos que eso continúe a futuro.
Con esto no estamos diciendo que no tiene legitimidad el intendente en nombrar a quien él considere pertinente, la tiene porque la Constitución lo ampara, pero lo que buscamos es que tenga mayor apoyo político. No podemos dejar a nuestro principal compañero aislado, hay que fortalecerlo y cubrirlo.
Entonces, esa es parte de la autocrítica que hay que hacer, de los errores que se han cometido, bueno, hay que tratar de no volverlos a cometer, para eso es que insistimos que tenemos que ser puente y de permanente diálogo con el Ejecutivo y con el Legislativo.
– ¿Cómo seduce a la gente a concurrir a votar este 24 de julio en la interna del FA?
– Lo que estoy aprendiendo en esta campaña –y de lo que estoy muy consciente- es que hay gente frenteamplista desilusionada, enojada, fastidiada, pero también hay gente que continúa dando batalla por los cambios en este país. Mi mensaje es muy claro en ese sentido, lo que le pido a los frenteamplistas es que por un momento cierren los ojos, recuerden cómo estábamos en el 2004 y por ese instante, al hoy, doce años después de 2004, cuando abran los ojos evalúen si valió la pena que el Frente Amplio gobernara este país, y que vayan a votar, porque vale la pena. La mejor manera de protestar, es votando.