Testimonios de pasajeros coinciden:
la pericia del conductor evitó lo peor…
No menos de 20 coches al día son los que hacen el servicio interdepartamental Salto – Montevideo y casi mil personas las que se movilizan diariamente por esta vía. Felizmente es muy bajo el índice de accidentes que registran. Lo habitual es que no haya inconvenientes en el tránsito carretero. Sin embargo, de tanto en tanto suceden accidentes o circunstancias azarosas que dejan profundas huellas en quienes habitualmente viajan en estos servicios. Varios factores inciden en estas circunstancias y uno de ellos, quizás el de mayor gravitación, es el rol del conductor del coche. En el caso que nos ocupa, la pericia e idoneidad de quien desempeñaba esta función en el accidente, fue el elemento esencial para que no se registrara una tragedia mayúscula.
La peor parte la sufrió una señora, afectada en una vista por los trozos de vidrios que saltaron al ser rozado el ómnibus por el camión que se atravesó.
Las personas restantes, cuyos testimonios hemos recogido, coinciden en que fue la habilidad del conductor la que evitó la tragedia.
Sus testimonios, que en definitiva nos dejan la convicción de la importancia de valorar la vida y vivirla a plenitud, “porque puede cambiar drásticamente en pocos segundos…” merecen ser recogidos, como un hecho, no excento de dolor, pero también como una gran lección.
“El chofer y el conductor
obraron como unos héroes”
Evangelina Lanzieri (34) es una joven madre con mucho temple que desde hace unos años debe afrontar una afección genética de su pequeño hijo Marco (6) al que ama con todo su ser.
Pese a los claroscuros de la vida misma y de las vicisitudes que le ha tocado vivir, nunca pensó que la muerte les pasara cerca, como sucedió días atrás, dejándoles un shock del que felizmente se recuperan día a día.
“Gracias a Dios, volvimos a nacer” – manifestó la entrevistada, entrecortada por la emoción.
El 28 de julio último, la joven madre (que también debe hacer las veces de padre) se dirigía a Montevideo con la finalidad de llevar al niño a los controles médicos cuando se sucedió el imprevisto en la ruta, un accidente que milagrosamente no se convirtió en tragedia gracias “a la mano de Dios” como aseguran los protagonistas y a la maestría del chofer que en fracciones de segundos no se amilanó y logró dominar el vehículo con mucha entereza..
El pequeño Marco nació con una enfermedad hereditaria que en la mayoría de los casos se desencadena en ceguera.
A los cinco años le descubrieron la retinosis pigmentaria (las retinas se van pigmentando y el paciente pierde la visión).
Para retardar o estacionar la evolución – pues hasta el momento no se ha hallado una cura – es necesario realizar controles periódicos.
En el caso de Marco, como su ojo está en crecimiento, no se puede llevar a cabo tratamiento alguno hasta que cumpla los diez años de edad.
El accidente en la ruta – que afortunadamente no tuvo resultados trágicos gracias a la gran pericia del chofer que tuvo el valor en pocos segundos de hacer una certera maniobra que salvó la vida de los pasajeros que viajaban esa noche.
“Tal vez no todas las personas reaccionaron de la misma manera frente a lo que aconteció ese día” – señaló Evangelina con lágrimas en los ojos.
El enfrentarse cara a cara con la muerte hizo a la entrevistada ver la vida de una forma diferente y reforzó más aún el vínculo entrañable que mantiene con su adorado niño.
“NACIMOS
DE NUEVO”
Esa noche se embarcaron hacia Montevideo por Agencia Central, para cumplir con las consultas de rutina con los especialistas capitalinos.
El viaje se desarrollaba con absoluta normalidad, hasta algunos kilómetros después de pasar por la ciudad de Paysandú. Un camión con carga que venía por la mano contraria, súbitamente se fue en dirección al ómnibus, lo que llevó al conductor a dirigir el vehículo hacia la banquina.
“Jamás voy a olvidar ese momento… Marco viajaba en un asiento que da hacia la ventanilla.
Cuando subimos al ómnibus, una señora ocupaba nuestro asiento y le informamos que le tocaba más atrás.
En el momento del accidente la señora voló bruscamente hacia el pasillo…lo que es el destino” – expresó la entrevistada.
Debido al impacto las ventanillas se fueron rompiendo y las astillas de vidrio hirieron a algunos de los pasajeros.
Evangelina, que iba casi dormida – se despertó con la imagen del guarda viniendo hacia ellos diciéndoles que los había chocado un camión….. “El ómnibus se movía de aquí para allá…la explosión de los vidrios y el ruido de la chapa fue una situación terrible… en un segundo atiné a tomar mi hijo en brazos… a pesar del momento desesperante, sentí paz y me dije que sea lo que Dios quiera… realmente nacimos de nuevo, gracias a la habilidad y valentía del chofer”.
“ES INCONCEBIBLE
QUE LAS AMBULANCIAS
NO PUEDAN SALIR A
LA RUTA”
La entrevistada señaló que en ningún momento las ambulancias llegaron a prestar socorro.
“Es inconcebible que las ambulancias no puedan salir a la ruta, pues no existe un convenio con Salud Pública… pienso qué hubiera pasado en caso de accidentados graves… ese tema es necesario replantearse” – manifestó.
Evangelina hizo énfasis en la gran calidad humana, tanto del chofer como del guarda que en todo momento brindaron lo mejor de sí a los pasajeros aún en los momentos más difíciles.
“Realmente me siento muy agradecida y este hecho me ha unido aún más a mi hijo… el chofer y el guarda fueron unos verdaderos héroes”, señala.
Aparentemente el conductor del camión se durmió, lo que lo llevó a perder el control, yéndose también a la banquina…. pudo haber sido una tragedia tremenda… hoy gracias a Dios viven para contarlo.
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Varios segundos con luces apagadas…
El testimonio de un conductor habituado a circular en las rutas, coincide con destacar la acción del conductor como elemento esencial para que no terminara en una gran tragedia.
“Yo iba medio dormido…, me desperté con el estruendo. Venía sentado del lado de la ruta del medio del ómnibus hacia atrás y quienes venían en esa ubicación sufrimos casi todos heridas leves, a consecuencia del estallido de los vidrios de las ventanillas.
Lamentablemente una señora llevó la peor parte y tengo entendido que aún continúa con problemas en su recuperación. Su esposo, como varios de nosotros e incluso un bebito fuimos alcanzados por las astillas de vidrios y algunos tuvimos pequeñas lesiones, pero sólo la señora y su esposo fueron derivados a servicio médico de Paysandú, lo demás proseguimos viaje posteriormente.
Creo que fue una circunstancia con mucha suerte, incluso pasamos por una alcantarilla muy peligrosa…, recordó.
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Roberto Correa, el chofer:
“Me conmueve recibir el agradecimiento de la gente”
Tiene en su haber una vida de labor en las rutas… primeramente fue camionero y luego chofer de ómnibus de pasajeros y ya lleva más de veinte años en el trabajo.
Sostiene que el conducir un ómnibus requiere de mayor responsabilidad, porque se transportan seres humanos que confían en los servicios.
Roberto Correa asegura que el conductor siempre debe estar atento a todo porque el peligro está latente en todo momento.
La experiencia del accidente marcó significativamente su vida, puesto que tampoco a él le había tocado vivir algo similar…. Coincide en que el milagro de la vida hay que saber valorarlo, teniendo en cuenta que en un segundo una tragedia puede cambiar drásticamente el rumbo de cada uno de nosotros.
Las muestras de agradecimiento de las personas que iban en ese viaje y sus respectivas familias lo conmueven profundamente y lo hacen sentirse doblemente afortunado.
Sobre el hecho recuerda que habían pasado la balanza de San Manuel, enseguida de Paysandú y en el kilómetro 353, 5 (luego volvieron al lugar del siniestro).
“La noche era clara y la visibilidad perfecta. Veníamos conversando con mi colega Luis y de repente a los 50 metros advierto al camión que se venía en dirección al ómnibus…ahí fue cuando le dije a mi compañero ¡Se viene! … lo desvié hacia fuera… la rueda de mi lado iba pisando la línea blanca de la banquina… cuando me percaté que el conductor del camión no reaccionaba a los dos cambios de luces que le hice… ahí decidí dirigir el ómnibus hacia debajo de la ruta… fue cuando me pegó el impacto en la segunda bodega (que abarca las tres cuartas partes del coche)”.
Milagrosamente el coche no perdió el equilibrio pese a que se iba cayendo… finalmente después de desenfrenado trayecto el arrojado conductor puso el freno de mano y logró dominar la situación.
“TRANQUILIZATE
QUE LO TENGO
DOMINADO”
Ese tipo de experiencias no se pueden olvidar jamás…y nadie de hecho, desea atravesar nuevamente por los mismos, nos dijo.
“Cuando vi la alcantarilla le dije a Luis levanta las piernas porque te las arranco… no sé como pude pasarla… el coche pasó de costado (en ese momento la emoción casi le impide seguir relatando el hecho”.
Luego del momento trágico lo primero que hizo fue preo-cuparse por los pasajeros… una señora fue la más perjudicada, pues le entró vidrios en la vista.
Roberto Correa sostiene que la tarea que desempeña es difícil y de gran responsabilidad… los conductores siempre deben estar en buenas condiciones, descansados.
Más tarde pudo mantener un diálogo con el camionero que confesó haberse dormido y también logro de milagro salvar su vida.
“Toda la maniobra la hice tranquilo y confiado y estoy convencido que Dios nos acompañó” – confesó.
Se conmueve al decir que recibe a diario el profundo agradecimiento de la gente, mensajes, cartas y e–mails.
Y como toda persona responsable y que ama lo que hace, siente que pudo cumplir con su misión.
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Luis Rodríguez el guarda
“Cuando mi compañero me dijo
que lo tenía dominado le
respondí, confío en vos”
Luis Rodríguez (49) fue el guarda del coche que protagonizó el accidente fue tomando conciencia del mismo a medida que fueron pasando los días.
“Si no fuera por la maniobra que hizo el chofer, no sé que hubiera sido de nosotros” manifestó visiblemente conmovido por el suceso que lo afectó.
En diciembre cumplirá 32 años de labor y nunca le había tocado vivir una experiencia semejante.
“Salimos de Salto a las 24 horas como estaba previsto y pasando Paysandú, a los doce o catorce kilómetros… justo le iba a comentando al chofer que estaba por nacer mi nuevo nieto y en ese momento me percaté del camión que venía aparentemente en forma correcta… de repente mi compañero digo ¡Se viene!… comenzamos a sentir los golpes y a tambalear… los vidrios explotando y el ruido de las ramas de los árboles que íbamos atravesando…atiné a cubrirme de las ramas que metían dentro del parabrisas… fue un momento terrible…. luego escuché al chofer que me dijo Cacho, tranquilo que lo tengo dominado y yo le dije confío en vos….lo peor fue cuando pasamos por una gran alcantarilla.
Simplemente pedí: “Por favor Diosito, sácanos de ésta”…”
Luego de una sucesión de imágenes confusas, el guarda atinó a ver en qué condiciones estaban los pasajeros.
“Me preocupé mucho pensando en la posibilidad de que alguien estuviera gravemente herido….” manifestó.
“PASÉ MUCHAS
NOCHES EN
UNA PESADILLA
CONSTANTE”
Luego del accidente a Rodríguez le costó muchísimo recuperarse psicológicamente… muchas noches se despertó llorando a gritos.
“Fui al Padre Pío a agradecerle y a procurar contención y poco a poco voy recuperándome… hoy lo vivo más que nada como una anécdota”.
Después de haber experimentando la cercanía de la muerte, los protagonistas coinciden con un testimonio en común… que la vida puede perderse en un instante y que es necesario valorarla en su justa medida.
A raíz del impacto quedó con perturbaciones en su columna y deberá realizar un tratamiento de fisioterapia.
“Con mi compañero de tareas nos hemos comunicado telefónicamente e inclusive tenemos planificado festejar un día de éstos el haber nacido de nuevo”…