La instrumentación de la venta legal de marihuana que ha decidido llevar adelante el gobierno nacional es a nuestro criterio una de las medidas más audaces y polémicas que hemos conocido en los últimos tiempos.
Seguramente que al presidente de la República, Dr. Tabaré Vázquez, médico oncólogo muy conocedor del efecto nocivo del humo en los pulmones y un paladín en la erradicación del tabaquismo, no le hará “ninguna gracia” promover de alguna manera el consumo de cannabis en el país.
Sin embargo, entendemos que se trata de un nuevo intento, una medida audaz y valiente, porque estamos seguros que tanto Vázquez como todos quienes han impulsado la medida saben muy bien el cúmulo de reacciones negativas que recibirán por la misma.
Sin embargo, el “blanqueo” de la situación es al menos un intento, diferente, por tratar de combatir el narcotráfico y sobre todo el “narcomenudeo” en vistas al fracaso de todo lo que se ha intentado anteriormente.
Es que hoy el mundo es movido por el dinero y no hay códigos, no importa de dónde proviene “don dinero”, porque sencillamente todo lo corrompe y hasta aquellas personas que consideramos más probos, honestos y bien intencionadas, son tentados por el poderoso dinero.
Ya en la antigüedad se decía que “todo hombre tiene su precio” y hoy por hoy, lamentablemente, la máxima tiene más vigencia que nunca.
A menudo vemos con sorpresa como autoridades y líderes políticos y de otros rubros están involucrados con las mafias, las cobijan y cuando se oponen a ella son víctimas de chantajes, amedrentamientos o presiones de todo tipo a ellas o sus familiares.
Nadie lo ignora, los tentáculos de las mafias son muy extensos y no se puede desconocer que también son tremendamente sangrientos y despiadados. Tanto es así que todo les sirve para lograr sus propósitos.
En este mundo, el denominado “narcomenudeo” ha ido ganando espacio, al punto de copar por completo ámbitos juveniles y hasta de adolescentes.
Nuestros lectores saben que no somos partidarios de difundir, ni mucho menos facilitar el consumo de esta ni de ninguna droga, pero debemos reconocer que la represión puesta en práctica hasta el momento no ha dado los resultados esperados, precisamente porque muchas de las personas que supuestamente deberían controlar y reprimirla, están captados de alguna forma por los tentáculos del narcotráfico.
Por lo tanto, cuando se intenta otra medida, por riesgosa y contraproducente que parezca, estamos al menos cortándole algún tentáculo al monstruo.