Es una pregunta que muchas personas se hacen habitualmente, las creyentes y las que no lo son.
Las creyentes, no importa que Dios elijen , tienen el consuelo, de que todo lo que pasa son designios y lo que ocurre es por algo.
Los que no creen, afirman que uno de sus fundamentos ,es que pasan cosas tan horrendas en el mundo que si Dios existiera, no ocurrirían.
Si Dios es todopoderoso, bueno y misericordioso, ¿cómo puede permitir la miseria y el horror que la guerra conlleva?
Ta,bien se explica que para encontrar la respuesta, debemos analizar lo que Él mismo nos dice a través de las escrituras.
Santiago —medio hermano de Cristo— escribió por inspiración: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís” (Santiago 4:1-2).
Pero, ¿cómo comenzó todo?
¿Es Dios el responsable?
¿Dónde está Dios, si en el mundo existe el mal, si hay gente que pasa hambre o sed, que no tienen hogar, que huyen, que buscan refugio? ¿Dónde está Dios cuando las personas inocentes mueren a causa de la violencia, el terrorismo, las guerras? ¿Dónde está Dios, cuando enfermedades terribles rompen los lazos de la vida y el afecto? ¿O cuando los niños son explotados, humillados, y también sufren graves patologías?».
Un conflicto irresoluble puede surgir tanto entre personas como entre países. En ambos casos la guerra es producto de algo intrínseco en el hombre: nuestra naturaleza humana. En otras palabras, los verdaderos responsables de la guerra son nuestro egoísmo y ambición innatos.
Pero, ¿cómo es posible que el ser humano llegue a tal punto de malos sentimientos y acciones? ¿Acaso no somos todos “buenas personas”? Pues, aunque parezca sorprendente, la respuesta es no. No lo somos.
Una visión antropológica de la presencia de Dios en la sociedad actual
Martín Gamboa, antropólogo

EL PUEBLO dialogó con el antropólogo Martín Gamboa para entender desde la rama de su profesión, el grado de incidencia que puede tener la creencia metafísica de las personas en la existencia de un Dios.
“En el campo de la antropología de la religión –comenzó diciendo Gamboa-, se viene dando desde hace algunos años una reflexión acerca de las complejas relaciones entre los conceptos
de ‘espiritualidad’ y ‘religión’. Es más, existen algunos autores que hablan de un ‘giro espiri-tual’ (spiritual turn), mientras que otros pronos-tican que en un futuro cercano la espiritualidad
sucederá a la religión como forma predominante de relacionarse con lo sagrado”.
“Una de las mayores críticas que recibe esta con-cepción, según Alejandro Frigerio, se basa en que la religión -o todo lo vinculado a lo religioso-, tie-ne una preconcepción de haberse quedado en el tiempo, es decir, de no estar ‘vivo’ en el tiempo. Sin embargo, ‘la espiritualidad es conceptualiza-da de manera más positiva, como las experien-cias vivas, auténticas y personales de lo sagrado’. Esta concepción permitiría una expansión y un desarrollo más amplio de la dimensión espiri-tual”.
“A grandes rasgos, en la actualidad Dios es un concepto vacío. De esta manera, existe un paso de lo religioso-institucional a lo espiri-tual-subjetivo. Cada persona se fabrica su propia idea de Dios según una multiplicidad de creencias. Es decir, desaparecen las formas intermediarias de vincularse con lo sagrado. De ahí la frase escuchada hasta en la sopa, ‘Yo creo en Dios pero no en la Iglesia’. Más allá de esta constatación empírica, hay que pregun-tarse por qué los seres humanos necesitamos ‘creer’ o aferrarnos a algo, máxime en situa-ciones límites o de profundo stress”.
“Parecería que la existencia cuando se en-frenta de cara a la nada necesita imponer un sentido, para que haya o exista algo. Este es el sentido que la metafísica o lo sagrado vienen a colmar. Asimismo, la creencia en Dios o en alguna de las nuevas formas de religiosidad tampoco es constante y permanente. Esto significa que las personas en determinadas circunstancias de su vida se aferran a Dios o a alguna otra entidad metafísica para sobrepo-nerse a ciertos escollos”.
“Tampoco alguien que se define como católico practicante, metodista, evangélico, etcétera, está circunscripto únicamente a las prácticas espirituales de su religión. También puede, en determinadas circunstancias de su vida, afe-rrarse o practicar otra forma de religiosidad sin perder su condición original. Esto implica que en muchos casos no exista una isomorfía entre iden-tidad religiosa y prácticas espirituales. Un ejem-plo de ello lo encontramos en la famosa escena de la película Hannah y sus hermanas (1986), de Woody Allen. En una parte del film, Allen sale del supermercado con una bolsa repleta de di-ferentes símbolos religiosos. A este fenómeno espiritual el sociólogo Peter Berger lo denomi-nó el ‘mercado religioso’. O sea, la existencia de una variada gama de opciones espirituales que caracteriza por excelencia la posmodernidad re
ligiosa. Si existe un rasgo que caracteriza por antonomasia esta nueva escena en el campo de creencias, este es el sincretismo. Neo-cha-manismos, diferentes orientalismos, taoísmo, budismo-zen, filosofía tántrica, orixás africa-nos, contactología, kabbalah, gnosis, Tarot, Hare Krishna, Iglesia de la Cienciología, reiki, rolfing, filosofía positiva, etcétera”.
“Al contrario de lo que pensaba Max Weber acerca de la modernidad, es decir, que esta producía un ‘desencantamiento del mundo’ al explicar todos los fenómenos según leyes científicas y con la ayuda de la técnica, las dis-tintas creencias, supersticiones y misticismos nunca se extinguieron. Al contrario, en la mo-dernidad tardía -o posmodernidad- se asiste a una explosión y diseminación de una variada gama de creencias y filosofías no-occidenta-les. ‘Jamás hemos sido modernos’, señalaba el antropólogo francés Bruno Latour. La mo-dernidad nunca fue totalizadora. De allí, pues, la ingenuidad de Max Weber al pensar que el conocimiento científico iba a derribar las di-ferentes concepciones o cosmovisiones pre-modernas, como por ejemplo, las religiones monoteístas”.
“Inclusive, así como existe una amplia gama de nuevas formas de religiosidad entrado el siglo XXI, también existe una heterogenei-dad muy importante dentro de ciertas insti-tuciones tradicionales, como por ejemplo la Iglesia Católica. Algo que me llama la aten- ción y que merece ser investigado en pro-fundidad, es cómo algunos de los sectores más conservadores de la Iglesia son los que creen y producen los ‘milagros’. Un ejemplo de ello constituye el Padre Pío. Considera-do un conservador en el plano político por parte de algunos sectores de avanzada den-tro la Iglesia Católica (jesuitas, dominicos), genera un ‘aura’ cargada de misticismo con una gran eficacia simbólica. En cambio, los sectores más ‘progres’ -ligados a la izquier-da latinoamericana-, descreen o no son capaces de producir milagros. Acá existe un problema de diferentes racionalidades que coexisten dentro de la Iglesia Católica, y que merecen ser estudiados con más rigor y profundidad analítica”, concluyó.
Jesús Arbiza “Dios está dónde está el ser humano y su entorno”
Psicólogo, “Teólogo sin Cátedra” (así se define), ex sacerdote y prof. de Filosofía, Jesús Arbiza dialogó largamente con EL PUEBLO. Lo que sigue es una síntesis de sus expresiones:

¿Dónde está Dios?
¿Hay una respuesta? ¿Esa respuesta es única o diversa en su manera de mostrarse? ¿Por qué no la podemos hacer al revés?: Dios, ¿Dónde estás? Esas preguntas reflejan la idea de una búsqueda, un ser humano que busca algo, una respuesta, una certeza, busca a Dios. Podemos preguntarnos: ¿Existe algo en el universo que podamos atribuir a Dios? ¿Existe algo que generó todo esto? Una fuerza, un motor, una explosión que dio vida a la vida. Y si existe: ¿Dónde está? ¿Dónde lo puedo encontrar? Creo también que la existencia del mal, el error, la imperfección o como queramos llamarle hace que el ser humano se pregunte por su futuro, por la vida, por el sentido de todo lo que hace. La muerte es un llamador de sentido, de dar una respuesta a muchas preguntas. El más allá, que hay después de la muerte. ¿Hay un Dios o no? ¿Hay nada? También el ser humano ha querido adivinar el futuro, ver qué se sucedería, tomar predicciones sobre los acontecimientos. Todo ello lleva a una cuestión bien filosófica: ¿Cuál es el sentido de la existencia?
“Él nos busca primero…”
La pregunta ¿dónde está Dios? nos lleva a mirar el lado psicológico y buscar alguna huella o rastro de su presencia en nuestra psiquis. ¿Hay alguna huella de su presencia en nuestra vida? ¿Podemos verla? ¿Es un problema de percepción o de estructura? San Agustín decía: “¡Tarde te amé, belleza siempre antigua y siempre nueva! Tarde te amé. Tu estabas dentro de mí, pero yo andaba fuera de mí, y allí afuera te andaba buscando. Me lanzaba todo deforme entre las hermosuras que tu creaste. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo; me retenían lejos de ti cosas que no existirían si no existieran en ti”. Esto supone: yo busco algo que está previamente, es decir, lo que yo busco muchas veces no lo encuentro porque está previamente.
Los ateos
Ateo es alguien para quien la idea de un dios o mente divina creadora del mundo no tiene utilidad ni sentido alguno. Esto no quiere decir gran cosa, simplemente la idea que significa la ausencia de un dios creador. Hay precedente de concepciones parecidas del ateísmo. En el mundo europeo antiguo, el ateísmo significaba la negativa a participar en las prácticas tradicionales con la que se honraba a los dioses del panteón politeísta. Los cristianos eran considerados <ateos> (del griego atheos, es decir, <sin dioses> porque rendían culto a un solo dios. Entonces, como ahora, el ateísmo y el monoteísmo eran dos caras de la misma moneda. En una conferencia en Turing, año 1998, el profesor Vattimo dijo: “ateo es alguien que no se siente llamado por nadie”.
La psicología
Ella ha reflexionado más bien sobre el hecho religioso y nuestra estructura psíquica, y en el origen de nuestras representaciones sobre Dios. Analizaré tres corrientes de pensamiento. Jung: decía que jamás había tratado a una persona en la segunda mitad de la vida que no tuviese un problema religioso. Esto no significa dificultades con asuntos doctrinales o con las iglesias institucionales, sino más bien comprender el sentido de la existencia, una razón para vivir. En realidad creía que había un instinto religioso intrínseco, en la psique, de la misma importancia que los otros instintos (creatividad, hambre, agresión, sexualidad). La experiencia religiosa forma parte de un proceso psíquico fundamental, natural y terapéutico, donde el individuo busca conocerse, autorregularse y autorrealizarse. La religión será neurótica si perturba el equilibrio psíquico (interrupción del flujo libidinal) y si no consigue integrar las dimensiones conscientes e inconscientes de la personalidad. La religión, lejos de ser neurótica, es revelada como un proceso constante y en evolución del desarrollo de la personalidad psíquica. Conquistar una madurez psicológica es al mismo tiempo conquistar una madurez espiritual y religiosa. Los símbolos religiosos son manifestaciones de contenidos colectivos, son revelaciones de la vida psíquica interior, no son una creación nuestra, sino algo autónomo, son la expresión de ciertas imágenes irreductibles, universales e intemporales. Freud: para él la religión será una ilusión infantil. En la estructura mental constituida por el Ello, el Yo y el Superyó al buscar en su primera edad el placer y chocar con la realidad, si no los resuelve, busca salidas falsas y la principal es la religión, cuyo origen es la repetición colectiva de la humanidad. Esta explicación se confirma con el estudio de la evolución del psiquismo en pueblos primitivos que repiten (totemismo) el concepto edípico del infante. La religión consiste en ilusiones o realizaciones de antiguos deseos, reflejos universalizados de deseos sexuales del niño que en su impotencia busca protección. El psicoanálisis sustituye a la religión que brinda consuelo ilusorio, no real, como alivio a los conflictos psíquicos. Postura actual de Ana Ma. Rizzuto: diferencia entre idea de Dios, concepto y representación. Esto se da en un proceso neurológico y psicodinámico organizado en el concebir realidades mediante percepciones y fantasías con aspectos perceptuales, sensoriomotores, conceptuales y viscerales. Esto se organiza como procesos de memoria e implica un curso de crecimiento, en este caso frente a lo que podemos llamar Dios. Habla de representaciones objetales de Dios, de una entidad psíquica internalizada que representa el objeto (en este caso Dios encontrado en la cultura en la que se ha crecido) y la relación con él. Esta experiencia de Dios no tiene necesariamente que coincidir con el Dios de la religión oficial o institucional. Los elementos que usamos para elaborar la representación de Dios no son seleccionados, no arbitrariamente, sino de un punto de vista psicodinámico. Esa representación según Ana Ma. se forma alrededor de los 3 años, cuando el niño inicia a preguntarse el porqué de las cosas y proyecta en Dios al que siente hablar a sus padres…
En síntesis…
Dice el Evangelio de Juan: “a Dios nadie lo ha visto jamás: el hijo que está en el seno del Padre lo ha revelado”. Podríamos añadir: Dios está cuando me dieron de comer, cuando me vistieron, cuando me dieron de beber entre otras cosas. La materialidad de ese estar de Dios sorprende en los Evangelios porque Jesús no reveló a ese Dios omnipotente y todopoderoso que luego la religión se encargó de anunciar. Jesús, en conflicto visceral con el poder religioso anunció el Reino de Dios. Siguiendo la pregunta ¿Dónde está Dios?: está dónde está el ser humano y su entorno. Es más, Dios está entre ustedes, no se dieron cuenta.
Dónde está Dios?
“Entonces llamarás, y Jehová responderá; gritarás por ayuda, y él dirá: ‘¡Aquí estoy!’” (ISAÍAS 58:9).
EL PUEBLO consultó al respecto de la interrogante planteada en el informe, a referentes de la organización Testigos de Jehová.
Para respondernos nos dirigieron al material que la organización tiene elaborado al respecto de este tema , que es público y forma parte de sus enseñanzas.
El artículo comienza con la pregunta ¿Piensa Dios en usted? Y realiza el siguiente análisis.
Los desastres, el sufrimiento y la muerte quizás hagan que nos preguntemos si Dios ve lo que está pasando o si le importa. La Biblia dice:
“Porque los ojos de Jehová están puestos en los justos y sus oídos escuchan sus ruegos, pero el rostro de Jehová está contra los que hacen cosas malas” (1 Pedro 3:12).
Este número de La Atalaya habla sobre cómo nos ayuda Dios y sobre lo que está haciendo para acabar con el sufrimiento.
“SIEMPRE SURGE DE NUEVO LA PREGUNTA: ¿DÓNDE ESTABA DIOS?” (El papa Benedicto XVI, durante su visita al antiguo campo de concentración de Auschwitz [Polonia]).
¿Y USTED? ¿SE HA HECHO ESA PREGUNTA AL VER UNA DESGRACIA? ¿HA PASADO POR ALGUNA EXPERIENCIA TRAUMÁTICA QUE LE HAYA HECHO PENSAR QUE DIOS NO SE PREOCUPA POR USTED?
Puede que usted crea en el Dios todopoderoso y, a pesar de eso, se pregunte si él se interesa por usted. Esa duda también la tuvo Job, un hombre justo que confiaba en el poder y la sabiduría del Creador (Job 2:3; 9:4). Después de sufrir un golpe tras otro y perder toda esperanza, le preguntó a Dios: “¿Por qué apartas tu mirada y me consideras tu enemigo?” (Job 13:24).
Pero ¿qué dice la Biblia? ¿Es Dios el culpable del sufrimiento? ¿Se interesa por la humanidad en general y por cada uno de nosotros en particular? ¿Hay manera de saber si nos conoce personalmente, nos comprende y nos ayuda cuando tenemos problemas?
SE FIJA DIOS EN USTED?
¿Qué hace que una madre cuide con cariño de su hijo recién nacido? En The Journal of Perinatal Education, la profesora Jeannette Crenshaw explica que, tras el parto, el elevado nivel de una hormona llamada oxitocina “estimula el instinto maternal cuando la madre mira, acaricia y amamanta a su bebé”. En esos momentos, el cuerpo de la madre segrega también otra hormona que la “ayuda a interactuar con su hijo” y a estrechar el vínculo que los une. ¿Por qué es tan importante este detalle?
El estrecho vínculo que une a una madre con su hijo fue diseñado por nuestro cariñoso Creador, Jehová. El rey David dio gracias a Dios por haberlo sacado de la matriz y por hacer que se sintiera seguro en los brazos de su madre. Reconoció que Jehová lo había cuidado desde el momento de su nacimiento. Le dijo en oración: “Desde la matriz de mi madre, tú has sido mi Dios” (Salmo 22:9, 10).
PIENSE EN ESTO: Si Dios creó un sistema tan complejo para que la madre esté pendiente del bebé y lo cuide con cariño, ¿no le parece lógico que Dios también se interese por cada uno de nosotros, que somos sus hijos?
QUÉ NOS ENSEÑA LA BIBLIA SOBRE LO BIEN QUE NOS CUIDA DIOS
Jesucristo, que conoce al Creador mejor que nadie, dijo: “Se venden dos gorriones por una moneda de poco valor, ¿no es cierto? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin que su Padre lo sepa. Pero, en el caso de ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están todos contados. Así que no tengan miedo. Ustedes valen más que muchos gorriones” (Mateo 10:29-31).
Poca gente se fija en todos los pajaritos que ve, y mucho menos en los que caen a tierra. Sin embargo, nuestro Padre celestial se fija en cada uno de ellos. Y los pájaros, por muchos que sean, nunca serán tan valiosos para Dios como un ser humano. Así pues, no hay duda: Dios se fija en usted. Es más, usted le importa muchísimo.
Dios está muy interesado en nuestro bienestar y nos cuida con cariño
La Biblia nos asegura:
“Los ojos de Jehová están vigilando toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de los que le sirven con un corazón completo” (2CRÓNICAS 16:9).
“Los ojos de Jehová están puestos en los justos y sus oídos escuchan sus gritos de auxilio” (SALMO 34:15).
COMPRENDE DIOS LO QUE USTED SIENTE?
Dios creó el asombroso genoma humano, por lo tanto, es lógico pensar que él nos comprende mejor que nadie. Con razón, el salmista David escribió: “Me mantuviste protegido en la matriz de mi madre”. Y añadió: “Mis huesos no estuvieron escondidos de ti cuando fui hecho en secreto […]. Tus ojos me vieron hasta cuando yo era un embrión; todas sus partes estaban escritas en tu libro” (Salmo 139:13,15,16). Dios es el único que conoce y entiende no solo nuestra composición genética, sino todas las vivencias que han moldeado nuestra personalidad. Y por eso podemos estar seguros de que nos comprende mejor que nadie.
El rey David oró: “Oh, Jehová, tú me has examinado a fondo, tú me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto. De lejos percibes mis pensamientos”. También dijo: “Todavía no ha llegado una sola palabra a mi lengua, pero resulta que tú, oh, Jehová, ya la conoces bien” (Salmo 139:1,2,4). Además, Jehová conoce nuestros sentimientos más profundos, incluso nuestras intenciones (1Crónicas 28:9;1Samuel 16:6,7). ¿Qué nos enseña esto sobre Dios?
Nos enseña que, aunque al orar no siempre sepamos expresar con palabras lo que pensamos y sentimos, nuestro Creador ya lo sabe. Él se fija en lo que hacemos y, además, comprende por qué lo hacemos. Y, no solo eso, Dios también es capaz de saber lo que haríamos si nuestras circunstancias fueran diferentes. Así es, como fue Dios quien nos creó con la capacidad de amar, podemos estar seguros de que desea, es más, anhela, conocer y comprender nuestros buenos pensamientos y motivos (1Juan 4:7-10).
Dios siente empatía por nosotros y odia vernos sufrir. Al hablar de la cruel esclavitud que sufrieron los israelitas en Egipto y de los 40 largos años que estuvieron vagando por el desierto, la Biblia dice: “Durante todas sus angustias, él también estuvo angustiado” (Isaías 63:9). Fíjese en que Dios no solo sabía que su pueblo estaba sufriendo, sino que también sentía su dolor.
¡Cuánto nos consuela saber que Dios nos comprende y se pone en nuestro lugar! termina diciendo el articulo.
Hay más preguntas que responde la organización relacionadas a la primera y son : Es el sufrimiento un castigo de Dios, o , Escucha Dios las oraciones
Joaquín Martinicorena: “Dios está en cada mínimo gesto que uno haga u observe en el otro”
Coordinador y animador del Oratorio Sueños de Don Bosco

Al momento de elaborar este informe, EL PUEBLO consideró importante buscar voces jóvenes. Es así que fue a conversar con un estudiante de 18 años de edad, Joaquín Martinicorena, coordinador y animador del Oratorio Sueños de Don Bosco, Oratorio que se hace presente en los barrios Horacio Quiroga y La Esperanza.
-A veces hay gente que se pregunta dónde está Dios, ¿qué le responderías?
Realmente aprender a ver a Dios no es difícil. La búsqueda de un Dios bueno, comprensivo, con ojos de misericordia, de perdón, un Dios que ama. Solo hay que mirar el día a día, fijarse en las pequeñas cosas que uno vive, atraviesa y sobrepasa…
-¿Cómo lo viven a eso en el Oratorio?
Tenemos la suerte que con el camino de fe que vamos realizando a la par de nuestras actividades en el barrio, podemos identificar o ver a Dios en muchas cosas. Por ejemplo, la sonrisa de un niño cuando lo invitas a jugar a la pelota, o cuando lo vas a buscar a la casa y te fundís en un abrazo que querés que sea interminable porque quizás, uno mismo está necesitando ese amor que solo lo podés sentir de parte de ellos, o ellos mismos están necesitando un abrazo que muchas veces solo lo reciben de nuestra parte. También veo a Dios cuando escucho: “¡Joaco, te extrañé en la semana!”, lleno de alegría de un niño que quizás en su realidad, llena de complicaciones y de caminos turbulentos que va atravesando día a día se acordó de vos, y te hizo un dibujito o una pulsera para que vos lo guardes, te lo lleves a tu casa y tengas un pedacito de él para siempre. Si ahí no está Dios, ¿qué es eso que nos envuelve o nos anima a seguir adelante en este camino de fe junto al barrio y las familias? Porque saber dónde está Dios no es solo verlo en el barrio cuando uno cree que está “haciendo actos de bien” sino que el oratorio y Dios van mucho más allá de eso. Ver a más de 50 jóvenes que semana a semana se desviven para poder intentar cambiarle una mañana a niños y familias del barrio me llena de emoción, jóvenes que quizás la gente con los prejuicios del hoy creen que no existen, creen que ya no hay jóvenes/adolescentes capaces de sentir la presencia de Dios, su amor y su fuerza. Sí los hay, y muchos. Para los que se preguntan dónde está Dios, solo me queda responderles eso, Dios está en cada mínimo gesto que uno haga u observe en el otro. En la experiencia transformadora que uno vive para con el otro es donde Dios está unido y presente. Saliendo un poco del mundo oratorio, a partir de todo esto que conté uno aprende a ver a Dios en muchas ámbitos de la vida, con la familia, con los amigos, con tu pareja, en el estudio, trabajo, etc. Dios está en esas charlas interminables que tenés o tuviste con tus abuelos, o en ese examen que creías no ibas a salvar pero sí lo hiciste. En el beso que le pudiste dar a tu mamá antes de salir de casa o en el plato de comida que comés todos los días. Porque es tan, pero tan importante saber que Dios se hace eco de si en las cosas pequeñas para después sí poder buscarlo y encontrarlo en las grandes situaciones que uno vive. Dios está, siempre está, solo hay que aprender a verlo, abrirse a ser consciente de que Dios es el que te acompaña día a día, en tus días malos y en tus días buenos, cuando te va bien y cuando te va mal. Tener claro que Dios es un amigo que está para vos pase lo que pase es sumamente importante, Dios no te soluciona todos tus problemas, pero sí te acompaña y camina junto a vos cuando creés que nadie más lo hace.
-Pero sos consciente que hay mucha gente que se pregunta dónde está Dos, ¿verdad?
Soy consciente de eso sí, en temas como la guerra, el hambre, el terrorismo, la pobreza, etc. Son temas delicados, tristes y que evidentemente uno desearía que no pasaran. Pero apoyándome en las palabras del Papa Francisco, les puedo responder que hay preguntas que no tienen respuesta humana, solamente se lo podemos preguntar a él, a Dios. Él está en ellos, sufre en ellos. Como dije, él los acompaña en esa realidad que muchas familias y personas viven a causa de desastres humanos y no divinos.
-Hay quienes dicen que actualmente hay mucho descreimiento en las religiones, ¿qué opinión te merece eso?
Opino que a lo largo de la historia la humanidad ha creído y descreído muchas cosas. Tampoco creo estar de acuerdo con la afirmación de que la gente ya no cree en la religión, hace unos meses el Papa Francisco convocó a más de un millón y medio de jóvenes en Lisboa para la Jornada Mundial de la Juventud, jornada donde se hicieron presentes incluso jóvenes compañeros de acá de Salto. La gente sigue creyendo, sigue teniendo fe, ¿quizás de forma distinta a hace 50 o 100 años? Sí. Pero qué bueno que la iglesia se siga reformando y poniéndose en la piel de las nuevas generaciones, de a poco, aprendiendo y equivocándose, pero haciéndolo. Creo importante la capacidad que tenemos que tener como creyentes para vivir en los tiempos perfectos de Dios y que si la iglesia hoy, está como está es por algo y si nos toca vivirla así, habrá que ayudarla a que más gente sienta la necesidad y las ganas de vivirla también, con más o menos intensidad, pero vivirla.
“En Dios encontramosel perdón, la oportunidad, la restauración y la paz”
En tiempos de tantos cambios sociales y de incertidumbres, donde las certezas parecen lejanas e inalcanzables, donde la ciencia sigue sin dar respuesta a todas nuestras preguntas, muchas personas vuelven a preguntarse, ¿dónde está Dios? Para tratar de encontrar una respuesta a esta pregunta, EL PUEBLO consultó a Mario Pirán, Pastor de la Iglesia Mision de vida
“Dios siempre está buscando acercarse a la Humanidad –comenzó diciendo Pi-rán-, y las personas somos como decía Ortega y Gasset, ‘soy yo y mis circuns-tancias’. Entonces, en el momento en que nos encontramos con Dios, en ese intento de Dios buscándonos, nos en-contramos con él, podemos conocer como Dios nos ve. Dios nos da su visión desde la óptica de creador, entonces ahí cambia totalmente la perspectiva de la cual nosotros miramos la vida, nuestra perspectiva ahora tiende a ser la pers-pectiva que Dios ve de la vida. Es por eso que desde ese momento ya no vemos a los demás como son sino como Dios los ve, y aún a nosotros mismos podemos llegar a vernos como Dios nos ve, y eso nos permite encontrarnos con nuestra mejor versión, con nuestro yo original, con el que Dios pensó que fuéramos y no con el que somos a causa de los gol-pes, los traumas, las circunstancias, el trasfondo y todo lo demás”.
“A partir de ahí, luego de ese encuentro con Dios tú puedes seguir tu camino o puedes seguir la invitación de Dios a vivir una vida abundante con él. Aquellos que siguen su camino, será hasta el próximo encuentro, porque Dios no se cansa de venir a buscar-nos. Y aquellos que deciden vivir esa vida abundante que Dios ofrece, es una vida en la fe, porque muchas cosas no entien-des, no tienes todas las respuestas, es una vida donde no está todo del todo claro. Sin embargo, puedes atravesar las circunstan-cias, las dificultades sabiendo que hay un Dios creador todopoderoso que tiene todo bajo control y que te promete que todo te va a salir bien”.
“Como dice la Biblia, aunque andemos en valles de sombras y de muerte, no teme-remos mal alguno porque él estará con nosotros. Entonces, es una vida no libre de problemas sino con la promesa asegurada de que saldremos bien de ese problema. Esa es la vida que Dios nos llama a vivir, y a
partir de ahí, la presencia de Dios se vuelve algo indispensable, lejos de ser algo pun-tual o momentáneo de algún momento en particular, pasa a ser parte de nuestra vida, al punto que no importa dónde estamos, con quién estamos, qué hacemos, a dónde vamos, lo importante es que Dios esté en el asunto. Si eso pasa, está todo bien”.
“Vemos personajes de la Biblia, por ejem-plo Moisés, a quien Dios le decía que lo iba a llevar para acá y para allá, que iba a ha-cer esto y aquello, ‘pero yo no voy a ir’, y Moisés le dijo, ‘si no venís conmigo, yo no quiero ir a ningún lado’. No importaba si fuera Egipto la tierra prometida, el desier-to, lo que fuera, no importaba, quería que Dios estuviese con él, ‘si estás conmigo, voy a cualquier lado, pero si no estás con-migo, no quiero ir a ningún lado’. Y como esa, tenemos varias historias en la Biblia donde las personas llegamos a tener un encuentro con Dios, y se vuelve su perso-na fundamental para nosotros, pero por el hecho de que no concebimos la vida lejos de él, más allá de nuestros errores, él sigue siendo fiel y en él encontramos el perdón, la oportunidad, la restauración y la paz”.
- La pandemia trajo más preguntas e incertidumbres que certezas, ¿cómo se explica en ese caso la presencia de Dios con tanto sufrimiento y pérdidas de fa-miliares y seres queridos?
- Creo que la pandemia nos tomó la tem-peratura a todos, nos mostró de qué es-tamos hecho, nos mostró si realmente tenemos una fe genuina en Dios o se tra-taba de una cuestión de trueque o con-veniencia donde hacíamos para que Dios haga, o buscábamos a Dios por lo que nos podía dar y no estábamos dispuestos a vivir la vida que él nos ofrecía vivir. En-tonces, pudimos ver si realmente confia-mos en sus designios o en los nuestros, en lo que nosotros podemos entender, explicar, comprender. Creo que en líneas generales fue eso lo que nos pasó.
Capilla de Adoración Perpetua
“También en el tiempo de Jesús le preguntaron sus discípulos: ¿Dónde vives? Y él respondió: Vengan y vean”
Ante todo cabe recordar que la Capilla de Adoración Perpetua está ubicada en el centro del barrio Mi Tío, más precisamente en la calle Elías Pascale 385, y tiene como una de sus características más relevantes que permanece abierta las 24 horas los 365 días del año. Es así que la concurrencia de gente allí es constante a toda hora, con personas que llegan desde los más variados puntos del departamento y de más allá de fronteras departamentales también.
Hay allí un grupo de personas referentes que dedican buena parte de sus vidas a mantener ese lugar en las condiciones adecuadas y con permanentes actividades.
Una de esas personas es Raquel, a quien fue a buscar EL PUEBLO al momento de escribir el presente informe y le trasladó la pregunta: ¿Dónde está Dios?. Raquel entonces no dudó en responder: “Es una muy buena pregunta…Mucha gente se pregunta eso mismo y mucha gente aún no lo conoce; pero también en el tiempo de Jesús le preguntaron sus discípulos: ¿dónde vives? Y él respondió: Vengan y vean”.
“DIOS ESTÁ EN MEDIO DE NOSOTROS”
Luego prosiguió reflexionando: “Dios está en medio de nosotros…Él ya hizo su morada entre nosotros, su reino ya está en medio de nosotros…Y se compara con un grano de mostaza pequeño, pero que va creciendo cada día en medio nuestro; nosotros lo encontramos en nuestra Capilla de Adoración , que está abierta siempre…”.
A medida que se desarrollaba el diálogo, la entrevistada iba profundizando en la idea de poder encontrar a Dios en todas partes y entonces decía: “¿Dónde está?… En el Santísimo Sacramento del Altar, en la Hostia está Jesús en cuerpo y alma, en la forma del pan…”.
A TODA HORA, “UN LUGAR DE PAZ”
Ya hablando más específicamente de la Capilla de Adoración Perpetua, de la que forma parte, señaló: “Este es un lugar especial, es como un anticipo de lo que será el cielo, es un lugar de paz, es un carisma para este tiempo, diría que es una gracia especial…”, y agregó más adelante: “Es también una misión de la Santísima Virgen, de llevar a la Iglesia católica Jesús, a que Jesús sea el centro de nuestra fe”.

Respecto a esa característica tan particular de permanecer de puertas abiertas todas las horas de todos los días del año, comentó: “La capilla es para que Jesús sea adorado día y noche sin interrupción, las 24 horas del día; es un lugar de silencio porque nos invita a hablar con Dios, nos invita a escucharlo de corazón a corazón, a dejarse abrazar por él, y así vamos conociendo cómo somos, es decir nuestras fortalezas y debilidades. Él nos va modelando…”.
También explicó que “tenemos un adorador por día para cada hora, Jesús nunca está solo; así que solo me queda invitarlos. Vengan a ver, todos los que estén cansados, agobiados, a todos los que quieran ofrecer una hora de su tiempo para ser adorador, ser adorador es ser llamado particularmente por Jesús para estar con él y dejarse abrazar, dejarse consolar…Es un llamado a participar en esta obra , es sentir una estima, un afecto grande por él”, expresó.