«Son papeles revueltos, pero no llegaron aquí como pasajeros que se encuentran en un mismo hospedaje» escribió el gran autor brasileño Machado de Assis en el prólogo a estos cuentos de fines del siglo XIX que se reúnen alrededor de ilusiones y autoengaños.
«El alienista» es el relato más extenso y celebrado, por la ironía con que aborda la irrupción de la modernidad en una típica villa colonial, a través de la figura de un doctor que, apasionado por el estudio de la locura, consigue apoyo para fundar un manicomio, la Casa Verde, y guiado por una lógica que no admite la contradicción acaba por encerrar a los principales personajes del pueblo, desencadenando turbulencias que desnudan la vulnerabilidad de los orgullos y los comportamientos sociales. El acierto que le devuelve vigencia, a más de cien años de escrito, es la orilla del absurdo en el que caen los habitantes de la villa y el propio médico, ingenuo y fatigado por las exigencias de la razón.
A la mesa de la racionalidad también es convocado un gurú que en su condición de maestro alienta en sus discípulos las más extravagantes revelaciones sobre los secretos del mundo, luego de deducir que «si algo puede darse en la creencia sin existir en la realidad, y existir en la realidad sin darse en la creencia, de las dos existencias parejas la única necesaria es la de la creencia, no la de la realidad que, si acaso, es solo conveniente» («El secreto del gurú»).
Por similares paradojas transita «El espejo», historia de un hombre que afirma la existencia de dos almas, una interior y otra exterior, y para demostrarlo narra cómo después de ser nombrado alférez, el encandilamiento de sus parientes lo llevó a reconocer en el uniforme su identidad. También «El anillo de Polícrates», un relato que a propósito del mito del rey griego perseguido por la fatalidad de desprenderse de un anillo que siempre vuelve a él, narra el regreso de una frase, bajo las formas más disímiles, a los oídos de quien la creó.
Machado de Assis exhibe su talento mordaz en «Teoría del figurón», los consejos de un padre sobre la forma de construir un destino entre los notables, a fuerza de no traspasar nunca «los límites de una envidiable mediocridad», y la confianza en la ductilidad de su prosa para retratar caracteres sociales y situaciones curiosas. Son doce relatos, no todos atractivos para el lector contemporáneo, pero varios dotados de notable agudeza.
(EL PAIS CULTURAL)