En la última década, Uruguay ha mostrado un gran crecimiento económico que ha conjugado aperturas de nuevos mercados, crecimiento económico, mejoras en la distribución del ingreso y disminución de la pobreza, junto con altos niveles de índices democráticos y baja corrupción.
A su vez, las bajas tasas de financiamiento que ha caracterizado a la coyuntura internacional, junto con el buen ambiente de negocios que se han visto en Uruguay, hizo que, hasta 2015, la inversión alcanzara guarismos con relación al PBI, históricamente altos.
Sin embargo, este gran desempeño económico de Uruguay no ha llegado a todas las regiones del país. Si se desagrega la economía nacional en economías regionales, se aprecian divergencias en cuanto a calidad de vida, estructura productiva y competitividad económica. El empuje económico de la economía del país, dado en parte por viento a favor de la economía global, no ha sido distribuido en forma equitativa, encontrándose regiones particularmente retrasadas en aspectos económicos y sociales.
Uruguay presenta una fractura estructural norte-sur en cuanto a desarrollo económico y social. En este sentido, el norte muestra menor nivel de desarrollo humano, asociado principalmente a menores ingresos y bajos indicadores de educación y salud. De hecho, un trabajador salteño tiene ingresos 20% menores a un trabajador promedio del país.
El Índice de Desarrollo Humano –IDH- es un indicador sintético de desarrollo, que además de la dimensión económica, incluye otras como esperanza de vida y escolaridad.
Uruguay ocupa el lugar 55 en el ranking de IDH mundial, con un valor muy alto. Salto, presenta en 2017 un IDH 0,787 lo que es un número similar al de Servia, Trinidad y Tobago o Antigua y Barbuda. Montevideo y Maldonado, en tanto, presentan IDH similares a países europeos, tales como Portugal o Croacia.
El crecimiento económico nacional ha estado lejos de traspasar al departamento. En términos de actividad económica, considerando el Indicador Departamental de Actividad Económica -IDAE- elaborado por OPP (2018), se encuentra que la actividad en la economía nacional entre 2008 y 2016, ha crecido a un 3,8% anual sostenido. Salto ha crecido, en el mismo período, un promedio anual de 0,55%, siendo el departamento de menor crecimiento en cuanto a actividad económica en el período de referencia, lejos de los departamentos con mejor desempeño tales como Río Negro -6,1%-, Durazno -4,7%- o Soriano -4,3%-.
Este desacople repercutió desfavorablemente en los ingresos laborales de las personas ocupadas. En 2006, Salto era un departamento de «mitad de tabla» respecto a ingresos laborales -10mo. en 19 departamentos-. En 2018, Salto pasó a la posición 13 de 19, bajando 3 posiciones, con 2 años consecutivos de caída real de los ingresos de los trabajadores salteños.
Este desempeño de los salarios tiene correlación con las actividades en las que se ocupa la fuerza laboral. En Salto, el 40% de la población trabaja en el sector primario -21%- o comercio minorista o mayorista -19%-.
El sector primario ha presentado serios problemas de competitividad en los últimos años, repercutiendo en su capacidad de contratar mano de obra. Los datos oficiales muestran que el PBI del sector primario se encuentra prácticamente estancado desde hace ya varios años y los precios internacionales han dejado de estar en máximos históricos. Particularmente en Salto, el sector primario se centra en la actividad pecuaria y de hortifruticultura. La actividad pecuaria, tal vez el principal generador de divisas de la economía local, ha vivido un proceso de caída de los stocks de ovinos y bovinos. En tanto el sector hortifrutícola, es muy intensivo en mano de obra, sin embargo, su producción es destinada al mercado interno, con complejas estructuras de mercado que impiden que los agentes locales capturen gran parte del valor generado.
En cuanto al sector de comercio minorista y mayorista, el segundo empleador local, sufre continuas pérdidas de competitividad respecto a la frontera con Argentina y Brasil. Particularmente con Argentina, las nuevas medidas de restricción de acceso a divisas generará la aparición de nuevos valores de la divisa estadounidense, la segunda situación de esta índole en los últimos 5 años. En este orden de ideas, el shock negativo recibido por el país vecino debería interpretarse más como algo permanente que coyuntural, lo que presiona a un sector sumamente intensivo en mano de obra, a repensar su estrategia empresarial.
Salto presenta serios desafíos para su desarrollo, ya que ostenta una estructura productiva y laboral con fuertes debilidades estructurales. En este sentido, es preciso repensar la estructura productiva local, de forma tal que otorgue nuevas y mejores oportunidades para sus habitantes, que les permita alcanzar altos niveles de bienestar.
Lic. Joaquín Forrisi
Universidad Católica del Uruguay
Campus Salto.