Gabriel Elio Gaál Zampayo nos relató la historia Diario JORNADA de Rivera – que nació el 19 de junio de 1985, inicialmente como un medio de prensa cooperativo.
“Finalizado el período de facto, nuestro fundador, Francisco José Gaál Tenyi, buscó reunir a lo que en su entender eran «las mejores plumas de Rivera» para dar continuidad a su afán periodístico, iniciado en 1973 con lo que fue «El Batoví», periódico de corta duración debido a los tiempos que se vivían en esa época. Luego de pocos meses, los cofundadores se fueron alejando por diversos motivos, quedando «Pancho» Gaál al frente de la empresa, siendo sucedido por su esposa Irene Zampayo al fallecer en 1988”.

¿Cómo era el escenario ciudadano en esos tiempos?
-”Eran tiempos donde la sensación de libertad se respiraba, se sentía en cada expresión popular, fuera en el ámbito que fuera. Todo eso coadyuvó a que, en el caso de JORNADA, primara la función social del diario como medio de comunicación, antes que el beneficio económico, lo que hasta el día de hoy, sigue siendo uno de los pilares sobre los que se sustenta la historia de nuestro diario.
¿Cuál es el perfil de vuestro medio de comunicación, teniendo en cuenta que Rivera es tierra fronteriza donde se unen dos países en hermandad?
-”JORNADA es un medio de prensa que no es más que algún otro, pero tampoco menos que ninguno. Como dice nuestro slogan, somos el Diario «que marca la diferencia». Y en dos ciudades de dos países que prácticamente son una sola, donde algunos se aprovechan de vacíos legales o de la desidia del Gobierno de turno para informar o desinformar sin que exista siquiera un responsable legal de lo que – bien o mal- se informa, la diferencia se marca con respeto, con responsabilidad, con regularidad, con una buena impresión (literal y poética), con un mínimo de errores ortográficos (ya que nadie está libre), entre otras cosas”.
¿Qué características tienen los lectores del diario?
-”Si hay algo que podemos decir con seguridad de los lectores de JORNADA es que son fieles; ante cualquier demora en el reparto, por mínima que sea, se multiplican las llamadas para saber qué pasó.
Como JORNADA es un diario vespertino, no son pocos los que esperan «el Diarito» (como lo llaman cariñosamente) ya que tienen como costumbre leerlo antes de la siesta, o de los quehaceres hogareños.
Son esas llamadas que por un lado no se quieren recibir, pero por otro son las que refuerzan el vínculo con quienes son el fin último de la existencia del Diario: sus lectores”.
¿Qué valor ha tenido, tiene y tendrá para ustedes la información responsable, fidedigna y comprometida con la sociedad?
Dejando de lado la faz empresarial, que dista mucho del idealismo que motivó y motiva la existencia de JORNADA, el leit motiv de este Diario es brindar justamente ese tipo de información.
Porque muchas veces se es responsable no solamente informando, pero sabiendo hasta donde informar.
Se puede ser fidedigno, pero manteniendo el equilibrio entre ser veraz y justo. Y el compromiso con la sociedad no pasa solo por informar, sino por saber que hay momentos en los que hay que alentar y momentos en los que hay que pedir mesura; en tiempos en que los medios electrónicos y las redes sociales abren la puerta a que todos hagan leña del árbol caído, es difícil muchas veces entender el concepto de Prensa y diferenciarlo de la chabacanería, del insulto soez, del afán de «mostrar primero y averiguar después». Es preferible cincelar diez palabras sobre una piedra pulida que escribir mil palabras en la arena”.
- ¿Cómo se está viviendo desde el diario los tiempos de pandemia, especialmente en estos momentos que el virus se ha propagado de una forma alarmante – a través de la permeabilidad de la frontera?
“Justamente al escribir estas líneas podemos decir que hemos comenzado a sentir los coletazos de la pandemia, en el sentido de que algún empleado ha tenido que «cuarentenearse» en forma preventiva, al haber tenido contacto con un familiar que resultó positivo.
No podemos hablar de redoblar cuidados, ya que se han seguido y se siguen todas las recomendaciones del caso, pero también esto nos hace ver que, en un contexto de aumento de la propagación del virus y aún en una escala que dista mucho de lo que está sucediendo a nivel mundial, por más medidas que tomemos en forma personal o colectiva, es prácticamente imposible para cualquier empresa no ser víctima de las consecuencias del contacto social y el consecuente aislamiento preventivo dispuesto por las autoridades sanitarias”.
¿Cómo se compone la gran familia del diario?
-”Respondiendo de manera sencilla, con gente.
De manera figurativa, con gente que se pone la camiseta. De manera contundente, con gente que se pone la camiseta y busca dar lo mejor de sí para que el Diario de cada día, sea igual o mejor que el del día anterior.
Citar nombres y puestos sería simplificar el trabajo de un equipo donde las funciones no se definen con nombres, donde uno y uno son más que dos, donde dos y dos son más que cuatro. Y donde el resultado de ese grupo de hombres y mujeres está a la vista, día a día, desde hace 35 años”.
- Un pensamiento para los lectores de EL PUEBLO…
-”En primer lugar, agradecer la oportunidad que nos da el medio de prensa colega de hacer llegar un poco de nuestra historia a ese departamento tan cercano y tan lejano al mismo tiempo.
Agradecemos asimismo a los lectores, por tomarse el tiempo de leer el Diario y consecuentemente nuestras palabras.
Y dicho esto, hacerles saber que algo tan simple como ese papel que tienen en la mano, esa tinta que lo recubre, esas palabras que expresan ideas, emociones, sentimientos; esa diagramación que permite que la lectura sea fluida, ese aviso al que no le damos importancia y después lo andamos buscando cuando ya no circula, todo eso cuesta. Y cuesta mucho, aunque no lo parezca.
Cuesta dinero. Cuesta esfuerzo. Y si alguien lo está leyendo, todo eso valió la pena. Cada moneda. Cada gota de sudor. Y mientras se siga leyendo, se seguirá pensando. Y parafraseando a Descartes, mientras sigamos pensando, seguiremos existiendo…”
Muii bueno una referencia