La estructura de la deuda uruguaya cambió. Históricamente, la mayor parte de la deuda del Estado uruguayo circulaba en el mercado global mundial: en la bolsa de Nueva York, en Europa o en Japón.
Pero la política económica implementada por el Gobierno a partir de junio del año pasado dio un giro a la situación. Las autoridades apostaron por tomar fondos del mercado doméstico con los bancos privados y las AFAP como sus principales demandantes.
Al cierre del primer semestre de este año, los títulos emitidos en plaza alcanzaron un volumen mayor al de los colocados en el mercado internacional.
Durante los últimos 12 meses, la deuda pública doméstica creció 42,2%, es decir, 11.666 millones de dólares, mientras que la emisión en el mercado global aumentó 12,3% (10.577 millones de dólares).
En menos de cuatro años, la deuda emitida en Uruguay duplicó su volumen. Sin embargo, la sustitución de deuda externa por deuda interna permitió desdolarizar las obligaciones del Estado y, de ese modo, el país redujo sus vulnerabilidades, ya que poseer deuda en moneda extranjera obliga al Gobierno a convertir sus ingresos obtenidos en pesos, lo que significa depender del valor del tipo de cambio.
Una suba en el precio del billete verde obliga a las autoridades a utilizar un mayor porcentaje de sus recursos para honrar sus compromisos con los acreedores. La deuda en pesos, en cambio, permite al país estar al cubierto de variaciones bruscas en el tipo de cambio.