El año anterior se anunció la conformación de un organismo multinacional para la preservación de la cuenca del Río Uruguay («Foro Permanente para la Preservación del Río Uruguay»), y lo celebramos como una buena noticia. En realidad es un organismo que habrá de manejarse por encima de la Comisión Administradora del Río Uruguay, que conforman Uruguay y Argentina.
Hoy día, el denominado «río patrio», está amenazado por varios problemas. No sólo la incidencia negativa de las represas, sobre todo en materia de la conservación de los peces. También es una amenaza importante el vertido de los efluentes cloacales «en crudo», a las aguas del río.
Sólo en el primer tramo del río, que es exclusivamente brasileña, existen 160 municipios en el Estado de Santa Catarina, donde están las nacientes del río. No se conoce información sobre cuantos son en Río Grande do Sul y luego en la contraparte argentina, de Misiones, corrientes y Entre Ríos, además del Uruguay.
Salvo contadas excepciones las comunidades no tienen una planta de tratamiento para las aguas servidas y por lo tanto la acumulación de las denominadas «aguas negras» ha sido constante y permanente.
El tema adquiere trascendencia por dos razones, la primera vinculada a que los correntinos anunciaron la posible instalación de una pastera, similar a la instalada en Fray Bentos, Uruguay, que ha originado el problema con los piqueteros de Gualeguaychú que mantuvieron bloqueado el puente internacional durnte tres años.
Pero también, por el hecho de que los brasileños se han mostrado preocupados por los efectos de los agrotóxicos que se utilizan en las nacientes del río, única zona de Brasil donde se producen las manzanas (maça), en el planalto donde nace el río.
Muchos años atrás recordamos la conformación de la Conferencia Rotaria para la Preservación de la Cuenca del Río Uruguay, surgida en Salto, la que se hizo durante algunos años, pero luego decayó en su accionar, decepcionada por la poca relevancia que le prestaron los gobiernos de turno de la región a este tema, considerado de vital trascendencia para la región.
Dijimos a mediados del año anterior que hoy la iniciativa se retoma, seguramente con menos posibilidades de evitar daños que ya se han plasmado, pero aún a tiempo seguramente para preservar la principal riqueza natural de nuestra zona, que es esa verdadera bendición que baña nuestras costas.
Es de desear que en esta oportunidad la iniciativa tenga una mejor acogida, porque el tiempo para parar la mano en prácticas que evidentemente nos están arruinando lo que tenemos, es cada vez menor.
Lamentablemente lo que dijimos seis meses atrás no ha tenido variante alguna, sigue siendo un buen propósito, pero nada más.