Cuando Salto tenía problemas con el abastecimiento de agua y había barrios enteros que padecían un día sí y otro también, por la falta de agua potable, debiendo a veces juntarla gota a gota durante toda la noche para poder disponer de un poco de agua al día siguiente ya oímos decir que parte de la cañería de distribución era obsoleta y OSE solo facturaba un poco más de la mitad del agua que “producía”.
Hace de esto algo así como 50 años atrás. El problema que tenía Salto finalmente se solucionó, se construyó una planta potabilizadora nueva y se adoptaron otras medidas para paliar aquella situación.
Pero lo que nunca se encaró siquiera fue la sustitución de la cañería para evitar las pérdidas de agua que pululan tanto en nuestra ciudad, como en otras partes del país.
Los obreros de OSE hoy atribuyen este hecho a la escasez de personal, al hecho –según sostienen- de que no hay obreros suficientes para encarar todas las reparaciones que necesita la red de distribución. No queremos ser mal pensados, pero nos interesaría saber cuáles han sido las prioridades determinadas por la empresa estatal.
Es que es sabido que una y mil reparaciones de tuberías que se entierran y luego no se ven, no “rinde” votos. Pero el conseguir agua potable y saneamiento para algunas localidades, por pequeñas que estas sean, supone que muchas personas votarán a quien o quienes les solucionaron este tema, que sin lugar a dudas se transforma en un tema gravitante en el verano y cuando se sufren sequías. En muchas ocasiones denunciamos el derroche de agua, que se registra en muchas ciudades y pueblos, con las fuentes (Salto es una de ellas), en donde circula o directamente se pierde mucha agua factible de ser potabilizada.
Ni que hablar del agua termal, aprovechada sólo como esparcimiento y con fines turísticos. Hoy cuando OSE anuncia que habrá sanciones para quienes utilizan el agua potable para fines que no son primordiales, se hace alusión al agua que se derrocha.
“Tarde piaste”, diría el italiano, porque durante todos estos años hemos estado derrochando y tirando literalmente millones de litros de agua.
Otro elemento a reconsiderar en cuanto al agua es el hecho de que cada vez más los uruguayos recurrimos al filtro de agua o a la compra de bidones agua embotellada.
Algo anda mal, no funciona como debe, porque un país, rodeado de agua dulce como el nuestro, que la gente deba pensar en potabilizar su agua o comprarla envasada, no es normal.
A.R.D.