Cuando no todo cambio es positivo

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    Cuando no se sabe cuales deben ser las bases del cambio, se corre serio riesgo de cambiar para mal. Vale decir probablemente lejos de conseguir los objetivos buscados.
    Es que en nuestros días la palabra “cambio” se maneja pronto y fácilmente. Poca gente o nadie incluso es la que se opone al cambio. Pero nadie sabe muy bien tampoco, sobre qué bases debe hacerse este cambio y por lo tanto no todo cambio es bueno.
    Cambiar para mejorar es un objetivo muy compartido, pero no todo cambio cumple con este requisito. Al punto que cuando se menciona el cambio únicamente para salir de la situación que tenemos e ir a algo diferente, no siempre se acierta. Mas diremos, hay cambios lamentables porque no basta con el voluntarismo, con las buenas intenciones porque cambiar ignorando absolutamente todo lo que se ha hecho en el buen rumbo, es regresar a un pasado que no ha sido bueno, que ha tenido luces y sombras y no es precisamente la aspiración de la mayoría.
    Cuando pensamos en cambiar obviamente que lo que se pretende es mejorar, desarrollarnos, hallar mejores condiciones de vida. De allí que quien o quienes prometen “cambios” obtienen cierta adhesión, sobre todo de quienes entienden que las condiciones de vida actuales no son las mejores, aspecto que no tiene mayores opositores.
    Sin embargo de allí a la construcción de mejores condiciones de vida hay un abismo, una enorme a separación, porque es fácil prometer cambiar. Lo difícil es hallar la forma de hacerlo sin hipotecar lo bueno que puede haberse hecho o las mismas bases que indican el mejor camino para transitar hacia lo que se pretende.
    Hoy, mucha gente promete cambios, pero no todos saben como hacerlo. No todos los caminos coinciden y no todos están movidos por las mismas ideas.
    Cambiar cuando es sinónimo de superación. Cuando se trata de hacerlo atendiendo las ventajas de las nuevas tecnologías y las bases que el conocimiento académico coinciden en que apuntalan la mejor calidad de vida, en un mundo tan convulsionado y tan cambiante, es altamente positivo.
    Sin embargo, cuando el cambio es sencillamente una forma de captar el descontento popular, transformándolo en votos, entonces debemos tener mucho cuidado. Uno de los mayores defectos de nuestro sistema políticos, es comenzar nuevamente de cero, en muchos casos, cada cinco años, porque en buena medida significa retroceder, obviamente cosa nada positiva por cierto.
    A.R.D.

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