CENTRO AGRONÓMICO DE SALTO Integrante de la Asociación de Ingenieros Agrónomo del Uruguay DIARIO EL PUEBLO DE SALTO – MAYO DE 2021
Las funciones de la agropecuaria
El cultivo de plantas y la domesticación de los animales nos acompañan desde el fondo de la historia, e hicieron posible el desarrollo de la sociedad organizada, permitiendo que una persona pudiera alimentar a varias, que se pudieron dedicar a otras actividades -religión, arte, guerra, filosofía- enriqueciendo la vida en común. Ese proceso continúa, cada vez menos gente se ocupa de suministrar los bienes de consumo “primitivos”, y el desarrollo de las actividades distintas al cuidado de plantas y animales ha seguido aumentando.
Con ese gran telón de fondo, nos proponemos invitar al lector a examinar si la agropecuaria en nuestro país nos da lo que -como sociedad- esperamos de ella. Es un ejercicio de sentido común, cuyos límites son difusos, pero que trataremos de que se mantenga dentro de lo razonable. La agronomía, como conjunto de ciencias relacionadas a lo agropecuario, nos ayuda a realizar este tipo de análisis. Conjuga disciplinas de tipo social y de tipo físico biológico, que guían este tipo de análisis. Pretendemos que sea lo suficientemente amplio como para integrar las principales perspectivas: social, económica, ecológica y “humana”. Entendemos que no es posible adjudicarle más importancia a una que a otra.
La producción de divisas
En el caso de nuestro país, que está excepcionalmente bien dotado de recursos naturales para producción de alimentos en relación con su población, ha sido natural que se genere un excedente que podemos cambiar por otros bienes. Es lo que significa producir “divisas”. Es una función que ha acompañado a la agropecuaria y se ha usado para evaluar su funcionamiento. Durante gran parte de la historia, hasta hace unos 50 años, más del 80% de las divisas eran originadas en la exportación de dos bienes: lana y carne. Hoy, otros productos de origen agropecuario, mayoritariamente, participan en esta tarea, y otras actividades lucen prometedoras. En resumen, el sector agropecuario aporta suficientes divisas para aprovisionarnos en una multitud de bienes que integran nuestra vida moderna, desde módems hasta vacunas.
Cuidado de la naturaleza
Prácticamente el 100% del área no urbana de nuestro país está dedicado a la actividad agropecuaria. Por lo tanto, todo lo que se haga en agropecuaria repercute sobre el estado de la naturaleza. Varias preocupaciones a este respecto se han hecho universales. El calentamiento global es un fenómeno a escala planetaria sobre cuya evolución tenemos una incidencia infinitesimal, y cuyos efectos son inciertos. Otros fenómenos igualmente complejos y ubicuos como la pérdida de la biodiversidad preocupan a la sociedad. La pérdida de suelos y la contaminación ocurren, y se pueden manejar, a nivel local. En todos los casos se ha estado actuando en nuestro país. Aunque con cierta controversia, se estima que hemos sido tan exitosos en estas acciones que se propone desarrollar una marca “Uruguay Natural”, aduciendo un accionar totalmente armonioso desde el punto de vista ecológico.
Ofrecer buenas condiciones de vida a sus involucrados
De la actividad agropecuaria, así como de las otras, esperamos que un ambiente propicio y remunerador para las personas que se involucren con él. Aquí consideramos al conjunto de profesiones y clases sociales involucradas. Debe ser buena para el camionero, el médico rural, el peón de campo, el tambero, etc. etc. Un buen camino se ha recorrido, aun cuando no siempre podamos estar orgullosos de nuestro pasado o de nuestro presente. La baja densidad de población hace especialmente desafiante la tarea de ofrecer condiciones de vida similares a los que ofrece la vida urbana en cuanto acceso a bienes y servicios.
Suministrar alimentos nutritivos, variados y accesibles a la población
Teniendo como tiene el Uruguay tierra, sol, agua y gusto por el trabajo, esperamos que haya una oferta variada, abundante y de calidad de todos los productos posibles, en especial los alimenticios. En nuestro país, esto se cumple con creces. Unicamente no se producen aquellos cultivos que no soportan heladas, como la yerba mate, la banana o el café. Por lo demás, nuestro sector agropecuario está holgadamente a la altura de las circunstancias, como se puede constatar visitando un supermercado o una feria vecinal.
Para despedirnos
Seguramente los lectores pueden completar o corregir las afirmaciones anteriores, ya que son extremadamente breves, y no necesariamente acertadas. Como agrónomos, nos parece que contribuir al análisis y a la discusión es buena cosa.