En la barra de Punta del Este hay un lugar donde se sirve comida casera, cocinada con mucho esmero, buen gusto y cariño: el restaurante se llama “Matías Restó”. El propietario es Carlos Matías Olivera, un joven salteño de treinta y dos años que se crió en el barrio Don Atilio, un lugar humilde de nuestra ciudad. Olivera desde edad muy temprana supo que quería trazarse importantes metas en su vida y cumplirlas… y aunque fue un camino complejo y de muchos desafíos, la conquista finalmente llegó y hoy tiene su propia empresa, muy apreciada en el medio culinario más emblemático de nuestro país y uno de los más conocidos del mundo..
Carlos Matías es el mayor de seis hermanos que se criaron en Colonia 18 mientra él creció bajo los cuidados de su abuela. “Fui a la Escuela No.3 hasta sexto año. El liceo lo hice hasta cuarto en el Número 4… quinto y sexto en el Ipoll” – recuerda. Quienes deseen conocer el lugar podrán ubicarlo en la barra de Punta del Este y por Instagram – matiasrestoo Vale destacar que Susana Giménez encargó la comida del restaurante antes de enfermarse de COVID, porque le llegaron muy buenas recomendaciones. A Matías Restó suelen llegar turistas de todas partes del planeta que gustan de sentirse como en casa, con la diferencia “que no deben lavar los platos”. Carlos Matías mantiene muy buenos recuerdos de su infancia: “Me iba en ómnibus así que me levantaba a las 7 am para tomar el linea 2 y entrar a las 8 a la escuela. Salía de la escuela y me iba al trabajo de mi abuela que era cocinera y en ese entonces trabajaba con Enrique Roig y Esperanza Cánepa , frente a Bordenave, en calle Artigas. En esa etapa me empecé a dar cuenta que me gustaba la cocina, me gustaban los olores , las especias que usaba mi abuela hacían que en la cocina el olor fuera único. Llegábamos a las 5 de la tarde a casa y me daba el tiempo para jugar a la bolita con algún vecino o a la pelota en el patio de casa. A mis hermanos los veía los fines de semana que me iba hasta la Colonia 18. Mis abuelos no me dejaban jugar con todos los niños del barrio era solo con algunos y yo siempre se los reprochaba. Hoy en día me doy cuenta cual era el motivo. El barrio en su momento estaba catalogado como de los peores por la gran delincuencia que había. Tengo recuerdos de la niñez que no me dejaban salir a la noche….que salía a hacer mandados temprano y me tenía que volver rápidito.
-¿Y cómo transitó su época de adolescente?
“En mi adolescencia fui al Liceo 4 de lunes a viernes y los fines de semana me iba a ver a mi mamá y hermanos hasta la colonia, cada vez con más frecuencia hasta que empecé a jugar al fútbol en San Lorenzo de la Liga Agraria. A medida que iba creciendo me interesaba más por la cocina ,leía mucho y miraba programas de gastronomía. Cumplidos los 18 años ya con el liceo terminado y sin saber que seguir estudiando empecé a trabajar en las chacras, con los mismos muchachos que jugaba al fútbol. Los tres eran Ferreira, propietarios de chacras con un galpón donde se seleccionaba la mercadería. Trabaje durante tres años con ellos y después pase al Grupo Ideas que era una distribuidora. Trabajaba nueve horas y ganaba muy poco, no estaba conforme. Así que un día dije me voy de Salto. Así que hablé con unos familiares que estaban viviendo en Maldonado y les pedí ayuda. Por suerte el tiempo pasó muy rápido y a los dos meses tuve que armar las valijas y emprender vuelo hacia el este del Uruguay
- ¿Y cómo vivió esa nueva etapa de su vida?
- “Con miedo, con intriga , con pena porque dejaba familiares y amigos a 630 km. Pero fue la mejor decisión que pude tomar. Empecé a trabajar en la construcción, lo que ganaba en una semana equivalía a un mes de trabajo en Salto así que me dije a mi mismo que de allí no me iba más. Decidí ahorrar dinero para pagarme los estudios de gastronomía. Primero empecé con curso de mozo, después , bartender y luego cocina. Cada día me gustaba más. Se me abrió una puerta de un restaurant y allí comenzó la historia. Al principio cocinaba… me encantaba elaborar, luego me di cuenta que me gustaba tratar con los comensales así que pedí para trabajar como mozo y así aprovechar los conocimientos que tenía. Y vaya que sí los aproveché; a los dos años ya estaba de encargado en un restaurante con capacidad para 150 personas. Trabaje durante 8 años en el mismo restaurante, adquirí mucha experiencia y grandes conocimientos. Aprendí a tratar con el público, con el personal, con los proveedores. En los últimos años mis compañeros ya me decían cuando iba a abrir mi propia empresa y ello fue motivador… empezó a ser el próximo objetivo, próximo sueño , próxima meta.
- ¿Cómo y cuándo dio ese gran paso?
“En abril del año 2019 ya cansado de tantos años de trabajo en él mismo lugar donde sentía que ya había dado todo y con la firme convicción de seguir creciendo, opté por dar un paso al costado y separar los caminos. Como todo cambio es duro, cuesta… se cruzan mil cosas por la cabeza. Primeramente me tomé un descanso para relajar la mente y plantearme nuevo objetivo. Luego me vino la idea de tener mi propio restaurante, cada día ese pensamiento daba vueltas y vueltas hasta que tome lápiz y papel y empece a escribir….. como se llamaría , donde estaría. Se llama Matías Restó porque con el paso de los años que estuve de encargado en el otro Restaurante la gente iba y preguntaba por Matías, llamaban para reservar y preguntaban por Matías, tenia mucha afinidad con la gente y eso se notaba. Así que pensé pongámosle Matías …está ubicado en la Barra porque mi antiguo trabajo está en la barra por ende el público era de esa zona. El lugar ya lo había pensado que era en ruta 10 frente a Medialunas Calentitas ( un clásico en la barra). Está al paso de todo, cerquita de todo, hay estacionamiento y es fácil llegar. Al local había que meterle mucha mano y mucho amor porque no estaba en buenas condiciones. Los ahorros a simple vista iban a alcanzar, pero eran tantas las cosas que habían que hacer. Había muchos artículos que comprar, mesas, sillas , losa, cristalería, cocina , fuegos , etc. Estuvimos contras las cuerdas pero logramos abrir el 1 de diciembre de 2019.
Veníamos trabajando muy bien… aunque éramos nuevos como emprendimiento siempre teníamos gente y eso era emocionante. Enero fue bueno, febrero fue bueno y marzo pintaba muy bueno hasta que apareció el famoso COVID, que no estaba en los planes de nadie pero apareció. Fue complicado , duro , la gente no salía a comer. Fueron meses muy complicados Pero por suerte con el paso del tiempo todo fue volviendo a la normalidad y en mayo la gente se animó a salir de nuevo. Fue un alivio… empezamos a trabajar y desde allí en más no paramos”. Matías Restó hace mucho hincapié en la comida casera; pastas, canelones… uno de los pizarrones anuncia; “Aquí se come en casa, sin tener que lavar los platos”. “Lo más loco que nos sucedió fue que llamara Susana Giménez para encargar comida, antes de enfermarse de COVID, pues le hablaron muy bien del restaurante” - ¿Cómo se siente hoy después de haber cumplido sus sueños?
“Hace unos días cumplimos dos años que estamos y este verano va a hacer nuestro tercer verano. Trabajamos muy bien, trabajamos con gente local y muchos argentinos que viven y están haciendo trámites de residencia. Los mediodías viene mucha gente a comer algo rápido y siguen pero por las noches es más relajado, vienen más distendidos. A la noche estamos trabajando con reservas porque se llena y no hay lugar. Tenemos un equipo chiquito de trabajo pero lindo, son cinco empleados en la cocina y el salón lo atendemos con mi señora. Matías Restó es atendido por sus propios dueños , detalle no menor ya que no pasa en muchos lugares”. Un mensaje para nuestros lectores… - “Les digo a las personas que vienen a veranear a Punta del Este que no dejen de pasar por Matías Resto… y le digo a todos los jóvenes de Salto que piensen que la vida siempre da oportunidades. Hay que salir de la zona de confort para buscar nuevos horizontes. Hay que ir tras los sueños y luchar por obtenerlos”.