Salto 3 Canelones 1
Los primeros 27 minutos de Salto. Esa media hora del desnivel.
Ahí clavó el triple aguijón. Ahí asentó el objetivo de campeón.
Es que no solo por el 3 a 0, sino por la identidad de fútbol superior. La ráfaga «naranjera» en el 1 a 0, cuando Luis Leguísamo resolvió de penal. Cinco minutos después, Bentín para ganar de arriba y meter un loco frentazo bien contra el palo.
Como para que Canelones padeciera la dureza del impacto. ¿Quién no?….2 a 0 a los 12 minutos. Como para que se caiga la estantería.
¿Cuál es el plan que sostenía en medio de la ventolina?.
Para colmo de males en los 27′ el «Pato» Conti se aventura en el área de enfrente, como siguiéndole el envío de pelota desde Carlos Vera. Desviación para que se metiera lejos del golero Soria. El 3 a 0.
Pero más allá de la diferencia en el registro, Canelones dobló el lomo y levantó ladrillos desde el suelo. Se puso a laburar. Con las descargas aéreas, más de una conmoción defensiva en Salto, a tal punto que el «Coti» Regueira se fue transformando en razón de respuesta.
CANELONES: EL QUE SE VINO
Es cierto que Salto cayó en vacilaciones. Con ausencia de coberturas defensivas y exponiendo más de un callejón libre.
Un notable vuelo de Regueira para evitar. Pero también en el segundo tiempo, ya con Salto más medido a partir de la distancia, pero con más de un sofocón. Perdió pié en zona de volantes y Bentin se volvió líder de resistencia en la cueva, mientras que Regueira no dejó de ser exigido.
El descuento por Machín, frente a ese Salto de la espera, pero sin réplica. A tal punto que en el segundo tiempo, tan solo un remate de Alejandro Pintos para el rescate. Salto dejó de profundizar. Se quedó a mitad de camino, frente a ese Canelones de la tentativa sin final.
ESA CONCLUSIÓN POR SOBRE TODAS
Las variantes en Salto. Ya todo en medio del fútbol vacío de estética y más de una resistencia física sometida, con el barro acumulado y los charcos de agua para chapalear. Costó manejarse, costó.
Hubo que adaptarse porque además en el caso de Salto, caen dos gotas y se baja la cortina.
Pero nada termina haciendo renegar del pensamiento tan vital como intransferible: la justicia de este Salto Campeón.
¡Por qué sicológicamente lo fue durante todo el partido! Esa fue la diferencia. La razón del desnivel.
El desnivel impuesto en esa media de arranque. La de la afonía.
La del mensaje y algo más.
Entonces, aparecía el campeón. Y llegó para quedarse.
La ley «naranjera» que le dicen.Y vigencia que no le falta.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-