Es uno de los campos más delicados de la economía de una nación. El trabajo figura entre los bienes más preciados y uno de los que está en riesgo de muchas maneras en los tiempos actuales.
Los grandes capitales suelen despertar también expectativas muy grandes, sobre todo en los países en desarrollo que requieren trabajo, que es sinónimo de estabilidad y de satisfacción en muchos aspectos para los gobernantes de cada nación.
Sin embargo, en los avatares de la situación, muchas veces se cede y conceden ventajas que no siempre son correspondidas o adecuadas a lo que realmente habrán de aportar estas inversiones.
El campo de la inversión forestal es uno de los más cuestionados. ¿Cuánto de mano de obra aporta? ¿Qué tipo de trabajo es el que promueve y a qué costo, tanto en materia ambiental como en otros aspectos?.
Uruguay, receptor de proyectos muy importantes en este sentido, el primero de ellos ya concretado y en funcionamiento (UPM), debe necesariamente replantearse permanentemente la política que lleva adelante en materia de estos «mega» proyectos.
No sólo es cuestión de cantidad de empleos, sino también de calidad.
Seguramente la llegada de inversores es de capital importancia para el país, pero la inteligencia y el conocimiento nacional deben estar puestos en asegurar que al menos se compartan los frutos de estos emprendimientos.
Cuando se conocen cifras de las ventas de tierra que va a parar a manos extranjeras, nos produce un escozor. Uruguay debe ser de los pocos países del mundo donde un extranjero puede llegar y comprar tierra con tanta facilidad.
Generalmente los obstáculos que se suelen poner a estas inversiones, van por el lado del aporte de mano de obra al país y del cuidado del medio ambiente, lo que no está mal, pero lo que hasta hoy se ha estado exigiendo es absolutamente insuficiente.
El cambio climático y las grandes modificaciones que está sufriendo el planeta en general y por supuesto que Uruguay no escapa a la situación, deben llevarnos a estudiar profundamente cuáles deben ser las exigencias imprescindibles que debemos hacer hoy en este sentido.
Las variantes que se han dado en materia de clima están influyendo ya, ahora, en nuestro tiempo, en forma muy negativa en las producciones tradicionales y es necesario tener conocimiento serio y detallado de cuáles serán las perspectivas en el futuro para atenernos a ellas, porque lamentablemente es poco lo que puede hacerse en este sentido.
Felizmente vemos que en el último congreso de la Federación rural se decidió plantear esta problemática, que ya deja de ser un problema del sector agropecuario para ser un problema del país, que como tal debe velar por la preservación de los recursos que son de todos.